«¿Por qué el fútbol es tan corrupto y por qué no se hace nada al respecto?»

David Goldblatt es tal vez el autor que mejor ha reflejado en sus libros las asociaciones del fútbol con la historia, la política o la cultura. Una forma de ver este deporte más allá de Messi o CR7, de Guardiola o Ancelotti.

David Goldblatt, con varios de sus libros
David Goldblatt con algunos de sus libros

José Ángel Báez A.*

En un artículo en The Guardian, David Goldblatt relata que en alguna ocasión la madre de Ronaldo Nazario, por ser afro, fue obligada a usar el ascensor de servicio de un exclusivo edificio. Quienes dieron la orden no sabían que el dueño del rascacielos era el jugador. Curiosamente, pocos días antes le habían preguntado al crack, evidentemente mulato, sobre el racismo en el fútbol brasileño: «Soy blanco, así que realmente ignoro estos asuntos».

Los temas sociales, históricos y políticos son la razón de ser de este profesor,  periodista y sociólogo inglés, que prefiere ser llamado «escritor de fútbol».  Ha viajado por el mundo para descubrir cómo las culturas se relacionan con este deporte. Así, pudo escribir Una historia del fútbol en Brasil (2014), donde, además de la alegría y la calidad, muestra la corrupción y el racismo no solo en el balompié, sino en aquel país.

Nació en Londres en 1965 y es autor de otros libros (ninguno traducido a español) como The Games: A Global History of the Olympics (2016) The Game of Our Lives: The Meaning and Making of English Football (2014), The Football Book: A Global Encyclopaedia (2009) y The Ball is Round: A Global History of Football (2006), tal vez su libro más importante. Además, es columnista de The New York Times y The Guardian

Casi todas sus publicaciones tienen detalles, historias, informes de partidos y reflexiones. Goldblatt afirma que no se puede separar el fútbol de la historia y la sociología, ya que es esencial para comprender la contemporaneidad. Ha dicho en varias ocasiones: “Ninguna historia del mundo moderno está completa si no tiene en cuenta al fútbol”.

Hoy ya pocos hablan de Catar 2022, cuestionado por la muerte de inmigrantes en la construcción de los estadios o por el rechazo a la comunidad LGTBI. La página pasó sin más y se habla ya del próximo Mundial 2026, el de las tres sedes, Estados Unidos, Canadá y México, que tendrá 48 equipos. Por un cupo en el torneo, dentro de poco, entrarán a  participar 208 miembros de la FIFA. 

LA RUEDA SUELTA: Comencemos por ahí. ¿Cómo explicar que la FIFA tenga más miembros que la ONU, que suma 193?

David Goldblatt: La FIFA acepta prácticamente cualquier entidad política para tener poder: algunos dominios, algunos protectorados y lugares que la ONU no define como estados naciones. Pero también es porque el fútbol es increíblemente popular, no hay entidad geográfica en la tierra que no tenga una federación de fútbol o una asociación. En el siglo XXI es el más masivo de los fenómenos culturales populares.

Imagen clásica del origen del fútbol inglés
Imagen sobre los orígenes del fútbol en Inglaterra

LA RUEDA SUELTA: ¿Por qué?

D.G.: Esa es una pregunta muy amplia, profunda, larga… Pero ocurrió por sus condiciones de propagación. El fútbol les gana a otros deportes porque creció con el Imperio Británico. Tenía el prestigio y el capital cultural de la modernidad liberal británica. Y eso lo hizo atractivo en muchos lugares del mundo, aunque lo más importante: es el mejor juego para ver y jugar.

LA RUEDA SUELTA: Muy sencillo, además…

D.G.: Ciertamente: es un juego simple y fácil, de muy pocas reglas, muy intuitivas. Y se puede jugar con cualquier número de personas, dos, tres, veinticinco… Puedes jugarlo en césped, en arena o en asfalto. Y es un juego de incertidumbre, donde incluso el peor le puede ganar al mejor…

LA RUEDA SUELTA: ¿Cree que sin la colonización europea tendríamos este fenómeno?

D.G.: La globalización del fútbol se dio en gran medida por la colonización británica, especialmente por su expansión y popularidad. Si bien el Imperio portugués también contribuyó a la difusión del fútbol en África, fueron los ingleses quienes lo llevaron por todo el mundo. Sin la colonización europea, el crecimiento del fútbol habría sido más lento y menos extenso, otros deportes habrían ganado terreno en su lugar.

Los dirigentes del fútbol en Sudamérica son incapaces en lograr que la Copa Libertadores, un gran torneo, capture una audiencia global.

David Goldblatt

LA RUEDA SUELTA: ¿Pero solo se debe a la colonización?

D.G.: No, no solo a la colonización formal, sino también a mecanismos e instituciones informales, como los bancos británicos financiando la economía mundial y construyendo vías férreas en todo el mundo. Estos factores contribuyeron a que fuera un deporte global. Le cuento una historia: a pesar de que el Reino Unido nunca tuvo una colonia formal en Yemen, la influencia del fútbol británico llegó hasta allí. Uno de sus gobernadores dijo: «Cuando el imperio británico finalmente se hunda bajo las olas de la historia, dejará dos monumentos: uno, el fútbol y dos, la expresión vete a la mierda».

 LA RUEDA SUELTA: A propósito de las ‘olas de la historia’, hoy existe un fuerte movimiento decolonizador a nivel mundial. ¿Afectará al fútbol?

D.G.: En un corto plazo, creo que este discurso no revocará el orden mundial del fútbol. Pero las disparidades estructurales en este deporte, resultado de la economía capitalista global altamente desigual, son un obstáculo para la equidad en el fútbol y podrían eventualmente poner en riesgo el status quo en el futuro.

LA RUEDA SUELTA: ¿Por qué?

D.G.: Por ejemplo, la brecha entre el fútbol latinoamericano y el fútbol europeo ha crecido significativamente. Principalmente, los equipos de Sudamérica tienen problemas económicos, por lo que se endeudan y se ven obligados a vender a sus jugadores. Europa, por otro lado, gana más dinero negociando jugadores que carne. 

LA RUEDA SUELTA: ¿El título de Argentina en Qatar 2022 no ayudará a acortar esa brecha que existe hoy entre Europa y Sudamérica?

D.G.: No lo creo, Argentina seguirá produciendo jugadores increíbles que jugarán toda su carrera en Europa y que luego quizás cuelguen sus guayos en el Golfo Pérsico. Pero la brecha financiera entre los dos continentes parece encaminada a expandirse.

Facsímil de la Stampa de Italia con el título azurro en 1934
Así registró ‘La Stampa’ el título de Italia en 1934. «Hay que ganar, es una orden», había dicho Mussolini.

LA RUEDA SUELTA: No en muchos clubes de Sudamérica se ve la plata que entra por venta de jugadores a Europa. ¿Qué pasa entonces?

D.G.: El dinero no siempre beneficia a los clubes, pues las barras bravas, directivos, banqueros y representantes de jugadores también se llevan una parte importante. La mayoría de los equipos de América Latina deben y muchos de ellos tienen deudas con el gobierno. El valor de los derechos de televisión no aumenta tan rápido como en Europa. Los dirigentes del fútbol en Sudamérica son incapaces en lograr que la Copa Libertadores, un gran torneo, capture una audiencia global.

LA RUEDA SUELTA: ¿Usted cree que los hinchas, en algún momento, pueden recuperar la administración de sus equipos?

D.G.: Sí. El caso de Alemania es interesante. En la Bundesliga, el modelo «50 + 1» establece que un club debe ser propiedad mayoritaria de sus aficionados. Esto significa que los propietarios externos sólo pueden tener hasta el 49 por ciento de las acciones. Así devuelve el control del club a los aficionados y da una mayor transparencia y rendición de cuentas.

Muchos países han utilizado el fútbol en la política, convirtiéndolo en un instrumento de poder y propaganda en dictaduras, pero también como un espacio de resistencia y desafío a los regímenes.

David Goldblatt

LA RUEDA SUELTA: ¿Por qué varios de los dirigentes del fútbol terminan en la cárcel o enjuiciados?

D.G.: La pregunta debería ser: ¿por qué no hay más de sus dirigentes en prisión o en juicio? Durante los últimos treinta años, la corrupción del fútbol existe en casi todos los lugares del mundo. La pregunta que nos hacemos es por qué el fútbol es tan corrupto y por qué se hizo tan poco al respecto. Los dirigentes saben que no son atrapados debido al enorme poder que tienen sobre sus subordinados. En el fútbol hay un espacio autoritario y sin transparencia. Por lo tanto, las asociaciones de fútbol son pequeñas y algunos poderes toman su control sin rendición de cuentas.

LA RUEDA SUELTA: ¿Dónde está la oposición a los corruptos en el fútbol?

D.G.: La prensa deportiva, la mayor parte del tiempo, está preocupada por obtener una entrevista o por generar una polémica, pero no investiga temas difíciles. Los canales en muchas partes del mundo han estado profundamente involucrados en la corrupción, como TyC en Argentina. Así que nadie quiere investigar. Y los gobiernos han lanzado una especie de anillo protector alrededor de las asociaciones de fútbol, que, a su vez, evitan la intervención política para brindar a los corruptos. 

LA RUEDA SUELTA: ¿Es difícil desprender del fútbol a los políticos?

D.G.: El fútbol casi siempre es político. La Copa del Mundo de 1934 fue obra y gracia de Mussolini; la de 1978 fue de la Junta Militar, pero nada comparado con el grado en que los actores estatales y los políticos poderosos han entrado en el fútbol. Xi Jinping, presidente de China, quiere la sede de la Copa del Mundo y prepara a su país para que gane el Mundial del 2050. Un obsesivo. ¿Crees que no lo logrará?

LA RUEDA SUELTA: No sería extraño. El fútbol aplicado como herramienta de poder…

D.G.: Muchos países han utilizado el fútbol en la política, convirtiéndolo en un instrumento de poder y propaganda en dictaduras, pero también como un espacio de resistencia y desafío a los regímenes.

Las mujeres en Irás de regreso al fútbol
El año pasado, las mujeres en Irán pudieron entrar a un estadio. Foto Reuters

LA RUEDA SUELTA: ¿Ningún país se salva?

D.G.: En los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Qatar, el fútbol es una parte fundamental de la política de seguridad, política exterior y, cada vez más, de la política económica del gobierno. En Argentina, el gobierno nacionalizó los derechos de los medios de televisión a través de «Fútbol para todos», lo que significa que tomó el control. Esto demuestra cómo el fútbol está en el corazón de la política en muchos países.

LA RUEDA SUELTA: ¿Por qué las dictaduras sacan beneficio del fútbol?

D.G.: Las dictaduras lo utilizan como una distracción, como una forma de celebrar el régimen y de obtener reconocimiento internacional. En algunos casos, como el de Mussolini en Italia en los años 30, el fútbol ayudó a consolidar el poder del régimen. En Argentina 1978, la junta militar utilizó el título para mejorar su imagen, pero la copa fue del pueblo y no de ellos. El fútbol, aunque no siempre, distrae de las crisis y de las injusticias en una sociedad.

LA RUEDA SUELTA: Argentina fue campeón en 1978, en medio de una dictadura. Y los militares acuñaron la frase: “En Argentina somos derechos y humanos”…

D.G.: Es una frase de mal gusto. Es difícil de creer que un grupo de personas responsables de la desaparición de más de treinta mil argentinos, que a varios desde helicópteros los lanzaron al mar, pudieran tener la audacia de decir algo tan hipócrita y cínico como eso. Para mí, es simplemente repugnante. 

LA RUEDA SUELTA: Irán es un caso distinto. Es el régimen presionado a través del fútbol. 

D.G.: El fútbol también puede ser un dolor de cabeza para las dictaduras. En Irán es un espacio de protesta contra el régimen, especialmente por las mujeres, excluidas de los estadios durante años. El fútbol puede ser una forma de resistencia y desafío. En ocasiones, puede ser trivial e irreflexivo, pero en otros momentos, una herramienta de lucha y de cambio social.

David Goldblatt pone de ejemplo a Mekhloufi como símbolo de resistencia en el fútbol.
Mekhloufi en el cómic ‘Una camiseta para Argelia’ (2016).

LA RUEDA SUELTA: No son muchos los casos como Irán, ¿qué otro recuerda?

D.G.: En África antes de la independencia, los clubes, los jugadores y los aficionados expresaron su orgullo nacional y su oposición a la opresión y el imperialismo. Durante el movimiento independentista, tanto las Águilas Negras de Ghana como los jugadores de Argelia resistieron. Antes de que su país existiera, las primeras nacieron, retaron y jugaron, mientras que algunos futbolistas argelinos se sumaron al Frente Nacional de Liberación (FLN). Rachid Mekhloufi lideró este movimiento y abandonó en silencio la selección francesa, que lo había convocado para disputar el Mundial de 1958, para unirse a la lucha de su país contra los mismos franceses. Conformaron una selección de Argelia no oficial como propaganda del FLN.

LA RUEDA SUELTA: Hablando de África, ¿la pasión por el fútbol es la misma en los cinco continentes o esta es una afirmación errada?

D.G.: Si me hubieras preguntado hace 25 años, habría dicho que la popularidad y la relación de la gente con el fútbol eran muy diferentes en todo el mundo.Sin embargo, en el siglo XXI, la popularidad del fútbol es realmente global. En los tres países más grandes del mundo en términos de población, China, India y Estados Unidos, hace 25 o 30 años, el fútbol era marginal, casi invisible en esas culturas deportivas populares, pero hoy crece.

El fútbol no es más racista que otras instituciones, pero expone el racismo y el antirracismo de manera única. 

David Goldblatt

LA RUEDA SUELTA: ¿Las ve como probables superpotencias del fútbol?

D.G.: En China, la Superliga china ha generado mucho dinero y popularidad, convirtiendo al fútbol, y en particular a la Copa del Mundo, en una especie de pieza central de su política pública. En India, aunque el cricket sigue siendo el deporte más popular, el fútbol ganó popularidad. La Copa Mundial Sub-17 que organizaron es la de más asistencia de la historia. En los Estados Unidos, aumentó su fanaticada en las últimas décadas. La cultura del fútbol femenino es la más grande del mundo, con niveles increíbles de participación y cuatro victorias en la Copa del Mundo. 

LA RUEDA SUELTA: ¿Por qué creció más el fútbol femenino en Estados Unidos en comparación con otros países?

D.G.: En la década de 1960, las organizaciones de deportes juveniles decidieron enfocarse en los suburbios para atraer a una audiencia que buscaba alternativas a los deportes tradicionales violentos y patriarcales, como el fútbol americano. Esto llevó al crecimiento del fútbol, especialmente, entre la comunidad blanca de clase media. En las universidades, un fallo legal obligó a gastar la misma cantidad de dinero en deportes masculinos y femeninos, lo que significó una mayor inversión en programas de fútbol femenino para equilibrar la financiación y los programas deportivos.

LA RUEDA SUELTA: ¿Sin duda el fútbol femenino mundialmente ha ganado terreno, pero qué falta?

D.G.: Suma popularidad en todo el mundo, pero todavía enfrenta desafíos como la falta de inversión financiera y la brecha salarial con el fútbol masculino. Además, la visibilidad y su cobertura necesita mejorar; se deben abordar problemas de discriminación y desigualdad de género.

LA RUEDA SUELTA: El deporte es «una guerra sin disparos», dijo George Orwell. ¿El fútbol es una guerra sin disparos? 

D.G.: En la guerra se busca la extinción del enemigo, mientras que en el fútbol solo se busca marcar más goles que el otro equipo. Es una diferencia real y material. En el fútbol, el Tottenham no quiere extinguir al Arsenal, solo quiere vencerlo. La rivalidad entre equipos es algo natural en el deporte y no se debe interpretar como una metáfora bélica. La metáfora de Orwell, a quien amo, es absurda. 

Los ultras del fútbol italiano
Los ultras italianos en una de sus manifestaciones racistas

LA RUEDA SUELTA: La FIFA lidera la campaña Say no to racism (Di no al racismo). ¿Servirá para alejarlo de las tribunas y de las mismas canchas?

D.G.: Ahora se ha convertido en un espacio en el que los grupos racistas y de derecha se organizan activamente. En Europa, algunos están vinculados ideológica e institucionalmente a partidos políticos, casi fascistas, como los ultras en Italia, que están sobre todo en contra de la inmigración.

LA RUEDA SUELTA: ¿Por qué es tan evidente el racismo en el fútbol?

D.G.: Sí, el racismo es más visible en el fútbol que en otras organizaciones. El fútbol es dirigido por hombres blancos desde hace 150 años. La historia está marcada por episodios de exclusión y discriminación, como en Brasil en la década de 1920: los equipos de Río de Janeiro, compuestos mayormente por aristócratas y playboys, se negaban a jugar contra el Vasco da Gama, el equipo de los remeros que tenía jugadores negros y pobres. Llegaban al extremo de intentar desconocer cualquier título que obtuviera. Un país que solo culpó a los jugadores negros de la derrota de Brasil en el ‘Maracanazo.   El fútbol no es más racista que otras instituciones, pero expone el racismo y el antirracismo de manera única. 

LA RUEDA SUELTA: Por lo que aprecia en el fútbol actual, ¿cree que muy pronto será un deporte de migrantes?

D.G.: No estamos muy lejos de que la mayoría de los jugadores de fútbol en Europa sean migrantes. En la Premier League, el 75 por ciento no son de Inglaterra, y en Alemania, donde existen reglas sobre la cantidad que debe pasar por una academia alemana, hay muchos jugadores extranjeros y una población cada vez más mezclada. Su selección tiene una diversidad étnica considerable. En todas partes, el fútbol es un lugar donde los inmigrantes dejan su huella y progresan, ya que carecen de movilidad social. El fútbol es una institución tan poderosa que, si eres realmente bueno, el racismo no podrá negar tu habilidad. 

LA RUEDA SUELTA: Ahora otra frase, una de Albert Camus: “La patria es la selección nacional de fútbol”

D.G.: Prefiero la explicación de Eric Hobsbawm, el historiador marxista. Él consideró al fútbol como un espacio de imaginación y se preguntó por qué once jugadores podían crear identidad nacional. Todas las naciones son invenciones culturales que se basan en historias que contamos sobre nosotros mismos, nuestra historia y hacia dónde vamos como colectivo. El fútbol, según Hobsbawm, es un lugar donde hacemos eso: un espacio de imaginación activa donde inventamos, reproducimos y reinterpretamos nuestra idea de nación. 

David Goldblatt dice que los equipos de la vieja cortin de hierro vuelvan a obtener los títulos que obtuvieron.
El Estrella Roja de Belgrado, en 1991, poco antes de la disolución de Yugoslavia.

LA RUEDA SUELTA: ¿Usted cree que la Segunda Guerra Mundial cambió al fútbol, como algunos aseguran?

D.G.: Una de las consecuencias más significativas de la Segunda Guerra Mundial fue la división de Europa en dos bloques y el surgimiento de la Guerra Fría. Esta división tuvo un impacto notable. Bajo el comunismo, el fútbol se desarrolló de manera distinta y los equipos de estos regímenes mejoraron: la selección húngara de 1954, liderada por Puskas, superó con creces a la selección de 1938, y el equipo nacional soviético fue mejor que su contraparte rusa prerrevolucionaria. Incluso durante la etapa comunista, clubes como el Estrella Roja de Belgrado (1991) y el Steaua de Bucarest (1986) ganaron la Copa de Europa (ahora Champions League). Hoy es poco probable que los equipos de la llamada «Cortina de Hierro» vuelvan a lograr éxitos similares.

LA RUEDA SUELTA: Y en América Latina crecía el fútbol…

D.G.: Al estar al margen de la guerra hubo una época dorada para este deporte, especialmente a finales de los años 40, con equipos como Millonarios en Colombia o ‘La Máquina’ de River en Argentina, que marcaron un momento. América Latina pudo desarrollarse social y deportivamente en relativa paz, lo que le dio una ventaja dominante durante unas pocas décadas.

La «mano de Dios» es asombrosa y muestra la astucia e ingenio de Maradona en el campo, aunque también es una de las trampas más escandalosas en la historia del deporte.

David Goldblatt

LA RUEDA SUELTA: ¿Tal vez los cambios fueron más profundos desde lo institucional?

D.G.: Pues una de las consecuencias más importantes de la Segunda Guerra Mundial fue el deseo de evitar otra guerra. Esto llevó a la creación de instituciones como la Unión Económica Europea y el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Y la UEFA (Unión Europea de Fútbol), que surgió a raíz de la necesidad de una identidad futbolística europea. Hoy es rica y poderosa, casi al mismo nivel que la FIFA. La creación de la UEFA y la Copa de Europa, predecesora de la Champions League, fueron momentos cruciales en la transformación del fútbol europeo.

LA RUEDA SUELTA: ¿Y la guerra no afectó al mismo juego?

D.G.: Tuvo un impacto en la generación de los jugadores de los años 50 y 60, muchos futbolistas europeos nacieron y crecieron en una época de desnutrición, lo que se reflejó en sus cuerpos. En comparación con los futbolistas de hoy, aquellos tenían una infancia muy diferente, lo que influyó en su desarrollo físico y su capacidad como futbolistas.

LA RUEDA SUELTA: Hace unos pocos años, hinchas de un equipo tunecino sacaron una pancarta, en un partido del multimillonario París Saint-Germain, que decía: «Fútbol: creado por el pobre, robado por el rico». ¿Está de acuerdo?

D.G.: Interesante, pero el fútbol fue creado por los ricos y luego robado por los pobres, para luego ser de nuevo de los ricos. El fútbol fue un invento de los aristócratas ingleses en escuelas públicas y universidades en el siglo XIX. Durante los primeros diez años de su vida, el fútbol era un culto de clase alta en el que los lords y las señoras, así como los amigos de la escuela y miembros de clubes militares y atléticos, lo jugaban. No fue hasta la década de 1870 que la fiebre del fútbol se propagó a las clases trabajadoras.

David Goldblatt, pese a ser sociólogo e historiador, prefiere que le digan escritor de fútbol
David Goldblatt es autor de ‘The Ball is Round: A Global History of Soccer’, un libro de casi 900 páginas que recoge la relación del fútbol con diferentes culturas.

LA RUEDA SUELTA: Pero hoy el fútbol parece una partida de play entre grandes magnates…

D.G.: Sí. A pesar de que el fútbol se ha democratizado y es ahora un deporte que se juega y se disfruta en todo el mundo, la propiedad y el control del juego se concentra no solo en los ricos, sino también en las corporaciones y en los estados. En lugar de sólo individuos ricos, como fue hasta hace años, hay corporaciones, empresas, corredores y sus patrocinadores, así como entidades políticas como el estado ruso, el estado saudita y el fondo soberano de Qatar. 

LA RUEDA SUELTA: En esta entrevista no hemos hablado de partidos, ni de goles memorables, ni de si es mejor este futbolista o aquel otro. Pero usted que es británico, cómo recuerda aquel juego donde Maradona vence a los ingleses en México 86, con un gol con la mano y otro en el que sacó hasta el arquero…

D.G.: Ambos, sin duda, entre los mejores goles en la historia del fútbol. La «mano de Dios» es asombrosa y muestra la astucia e ingenio de Maradona en el campo, aunque también es una de las trampas más escandalosas en la historia del deporte. El segundo gol es de los mejores de la historia. Si eres un amante de Maradona y el fútbol latinoamericano, tienes que aceptar el paquete completo. Es importante aclarar que es mi punto de vista y que no representa necesariamente la opinión de la cultura del fútbol inglés.

LA RUEDA SUELTA: ¿Cuál es la historia más especial que haya conocido relacionada con fútbol, cultura y sociedad?

D.G.: Ocurrió en la prisión de Luzira, en Uganda: una pesadilla, atentatoria contra los derechos humanos, utilizada por el dictador Idi Amin para presos políticos. Ahora es una de las prisiones más sensatas, seguras y progresistas del mundo, su tasa de reincidencia es comparable a la de Suecia. ¿Qué pasó? Crearon una asociación de fútbol dentro de la prisión: hay 12 clubes de fútbol dirigidos por los propios presos y tienen un gran espacio para jugar. Existe un comité de árbitros y otro de torneos, que regula el mercado de compra y venta de jugadores, como en el mundo real, y la dirigen los propios reclusos con pedazos de papel y lápices. Hay 3.000 presos y solo 100 guardias sin armas. Una organización democrática creada y dirigida por los propios presos ha convertido a Luzira en una institución humana y efectiva. Sí, el fútbol puede dar paz. 

* Editor y periodista.

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