Una mujer madura y solitaria, afectada por la crisis económica de 2008, viaja en su casa rodante de aquí para allá, buscando cómo sobrevivir. Esta historia fue la favorita de la crítica y de la Academia.
Frances McDormand, en una de las escenas de ‘Nomadland’. Foto: archivo particular.
Nomadland es como una sabia consejera espiritual: te sienta en una silla y te hablará de la vida durante casi dos horas, te advertirá de la gente que podrá cruzar tu camino y, tal vez, te dirá que la plata no lo es todo. Seguro te dará de esperanza, como hay puertas que cierran habrá otras que abran.
Fern (Frances McDormand) es víctima de la crisis económica de 2008 en Estados Unidos. Y tres años después debe abandonar Empire, un pueblo de Nevada, que dejará de existir después de décadas por el cierre de una fábrica de cemento. Ella es viuda y no tiene hijos.
Sin vacilar, decide viajar en su casa rodante hacia el Oeste de su país, un recorrido en el que la veremos segura, sin lamentaciones y aceptando con gusto su nueva realidad.
Anda desprovista de grandes pertenencias; apenas carga algunos objetos que significan, más que presente, añoranza, como una vieja vajilla.
Las empresas que emplean a estos nómadas saben que tendrán mano de obra buena, bonita y barata.
Todo parece tan real en esta película que cuesta trazar una línea entre lo documental y lo ficticio, una técnica que Chloé Zhao, su directora, ya había exhibido en El jinete, de 2017, un drama en el que un vaquero debe buscar su identidad. Muy halagada por los críticos.
VEA EL TRAILER DE LA PELÍCULA:
Fern representa a un sector social que no gozará de una pensión y tampoco podrá pagar las facturas de los servicios públicos o, peor aún, un lugar que pueda pagar para vivir.
Y con el agravante de superar ya los 60 años, como la mayoría de los personajes que encontrará en su camino.
Sus trabajos serán solo por temporada, cortos y no muy bien pagados. Las empresas que emplean a estos nómadas saben que tendrán mano de obra buena, bonita y barata.
Zhao ha querido llamar la atención sobre esta cuestionable realidad: “una sociedad que no cuida a sus viejos es una sociedad enferma”.
Aun así hay optimismo en su protagonista, aceptación de su realidad y hasta pleno convencimiento: ni la idea de estar en familia con una hermana, o la posibilidad de una nueva vida al lado de un hombre, la harán estacionar su furgón.
Hay demasiada sencillez en el relato de la directora de origen chino, nada es estridente, violento o vulgar. Lo bochornoso en sí es la realidad social reflejada, el sistema que descarta personas y que los obliga a tomar los caminos que recorren los personajes de la película.
“Una sociedad que no cuida a sus viejos es una sociedad enferma”.
Como los de Linda May, un personaje real, a la que la crisis la dejó sin trabajo y sin casa, y que se convirtió en un símbolo de los ‘furgoresidentes’. O Bob Wells, líder espiritual de esta forma de hipismo.
Los efectos de la crisis económica de 2008, uno de los temas de ‘Nomadland’. Foto: archivo particular.
Ambos también protagonistas de País nómada, el libro de la periodista Jessica Bruder que inspira la película y quien también tomó una camioneta para seguir los pasos de los llamado Workampers. Así visibilizó una realidad de la que poco se hablaba.
Una forma de existencia que Zhao nos muestra con melancolía teniendo como fondo parajes desérticos, rostros adustos, pero con señales de esperanza y, poderosamente significativo, en medio de un gran sentimiento de comunidad entre estos personajes que deambulan.
‘Nomadland’ es una película que muestra caminos, los agrietados y los asfaltados. No siempre unos son mejores que otros.
Critico de cine. En Twitter:https://twitter.com/juanazuero3
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