Con un enfoque en lo sobrenatural, Bora Chung teje historias que invitan a la reflexión sobre la naturaleza humana y las complejidades de la sociedad. Ya circula un libro de ella en Colombia, ‘Semilla’.
Jose Ángel Báez A. *
En Conejo maldito (Cursed Bunny) la autora surcoreana Bora Chung nos arrastra (nunca mejor usado el verbo) por un mundo donde lo grotesco y lo sobrenatural aparecen en diez historias espeluznantes. Desde una cabeza que habla, formada por desechos corporales, hasta un conejo insaciable que genera una trágica secuencia de acontecimientos.
La escritora, que participó de la FilBo 2023, explora en este libro temas como la venganza y la imposición social sobre las mujeres para casarse y tener hijos. Y en medio de humor irónico, cuentos de fantasmas y fábulas oscuras, ofrece una experiencia perturbadora, casi única.
Nada es convencional en su mundo: por ejemplo, utiliza a un conejo, un animal noble e indefenso, para convertirlo en un ser terrorífico. Una decisión más del albur que del discernimiento: «Pertenezco a un grupo de escritores denominado Mirror, dedicado a la creación de literatura fantástica. Cada año, elegimos un tema para escribir un libro de cuentos. En una ocasión, llegué tarde a la reunión en la que cada uno escogía un animal del zodiaco asiático como trama. Las opciones restantes eran la cabra y la oveja; honestamente, no tengo conocimientos acerca de las cabras, pero sí sé que los conejos tienen dientes largos y afilados».
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Chung, que nació en Seúl, en 1976, se graduó en la Universidad Yonsei de esa ciudad, obtuvo un máster en Estudios Rusos y de Europa Oriental en la Universidad de Yale (EE.UU.) y un doctorado en Lenguas y Literaturas Eslavas, en la Universidad de Indiana Bloomington, de ese mismo país. Es autora de cuatro libros de cuentos y tres novelas.
La herencia
En casi todas sus obras aparece una marca, la que dejó en su cabeza Hometown of Legends, una serie sobre leyendas y mitos surcoreanos. Creció asustada. Lo suficiente para crear experiencias terroríficas y fantasiosas en sus obras, útiles para denunciar y abordar problemas sociales como el abuso infantil.
Bora Chung recuerda casos recientes en su país, donde se descubrió el maltrato infantil solo al examinar los cuerpos sin vida de los niños, una realidad verdaderamente aterradora. Al mencionar este ejemplo, dice que la vida está llena de horrores y desea que las víctimas puedan regresar, de alguna manera, para hacer que los victimarios asuman sus actos.
Y para transmitir eficazmente los pensamientos y sentimientos de los chicos, así como su perspectiva de dolor, recurre a lo fantástico, a pavorosos fantasmas infantiles. “Los lectores –explica para LA RUEDA SUELTA– deben sentir el horror en lugar de simplemente recibir una noticia; la empatía hacia el terror vivido es esencial para comprender la gravedad de estas situaciones».
«La vida está llena de horrores, y deseo que las víctimas puedan regresar, de alguna manera, para hacer que los victimarios asuman sus acciones».
Desaprueba, alza la voz y emplea dos formas de protestar: escribiendo o en las calles. Si en el primer caso apela a metáforas, a lo espectral o funesto, en el segundo lo hace de pie y arengando. Su primera protesta fue contra la privatización de los ferrocarriles en su país. Ocurrió igual, en 2014, cuando un ferry llamado Sewol naufragó y murieron 304 personas, la mayoría estudiantes. Una tragedia donde hubo evidente negligencia oficial.
Este sería un punto de inflexión para Chung, quien encontró en este evento una motivación para involucrarse más en la protesta, pedir justicia. Finalmente, cayó el primer ministro surcoreano. Y cada vez que se cumple un aniversario del insuceso, acompaña a los familiares de las víctimas a llevar ofrendas al lugar de la fatalidad y seguir exigiendo que nada parecido vuelva a ocurrir.
Otra lucha
Las experiencias personales, íntimas, también tienen un lugar en sus relatos delirantes. Nunca libres de disconformidad. En Conejo maldito hay un cuento, The Embodiment (La regla), sobre una pastilla anticonceptiva que embaraza. Detrás hay un pretexto para tratar un tema de género en medio de una sociedad patriarcal como la surcoreana.
Esta historia surgió cuando tuvo un quiste en un ovario y tomó pastillas anticonceptivas y hormonales, logrando que el quiste desapareciera, aunque la experiencia fue peculiar.
“A mis 28 años, al compartir con mi madre la preocupación de que mi periodo no cesaba, su respuesta fue sorprendente: ‘eres una mujer joven y no estás casada; no puedes ir al ginecólogo’. A pesar de tener un PhD en odontología, no la eximió de las restricciones de la sociedad conservadora asiática”, recuerda Bora Chung.
Un episodio que le hizo entender que los quistes ováricos son comunes y tratables, pero si se ignoran, pueden ser mortales. Suficiente impulso para escribir esta historia, que demuestra la importancia de la salud femenina y la necesidad de superar las barreras impuestas por una sociedad basada en la supremacía masculina.
El conejo malo
Sus reprobaciones también alcanzan los sistemas económicos. El cuento que le da el nombre al libro, Conejo maldito, es una advertencia contra las malas prácticas del capitalismo: con ánimos de venganza, una maldición pesa sobre una empresa donde se reproducen conejos que destruyen documentos, arruinan lo que encuentran a su paso y, finalmente, atacan a la familia de su director. En el fondo, una reflexión sobre los impactos negativos de la competencia desleal, la difamación empresarial y la explotación.
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Para escribir como escribe Chung se necesita osadía, pero la escritora prefiere hablar de ‘locura’. Aunque decide mejor explicarlo con teoría: “En la literatura occidental, coexisten dos corrientes de pensamiento. Una postula que la literatura debe ser edificante y mejorar a la humanidad, mientras que la otra, asociada principalmente al periodo romántico, defiende que el arte debería provocar siempre sentimientos intensos. Me inclino hacia la segunda corriente, experimento mis emociones de manera profunda, aprecio el romanticismo y todas sus manifestaciones”.
«Experimento mis emociones de manera profunda, aprecio el romanticismo y todas sus manifestaciones.»
A esta corriente se sumaría el influjo del escritor ruso Andréi Platónov, dueño de una gran paradoja: respaldó la Revolución Bolchevique y era miembro del Partido Comunista, pero con sus libros mostró una visión más crítica y desencantada de la sociedad bajo el régimen.
Bora Chung recuerda que, por esta contradicción, experimentó las atrocidades del régimen estalinista. Sufrió la detención de su hijo, de 15 años, y enfrentó la pobreza y la tuberculosis, que ella llama “terror irreal”, pues no tenían justificación. La experiencia de Platónov, más la metafísica de algunos libros, la impactó e influyó en su exploración del terror y la fantasía.
Un sello surcoreano
Terror y fantasía, dos palabras constantes que hoy son un sello del cine y la literatura surcoreana. Ambos, como lo hace Chung, reflejan la libertad creativa posdemocratización y abordan temáticas como la violencia de la dictadura, la venganza, la hipocresía familiar y la exploración de tradiciones.
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“Vivimos –explica ella– bajo una dictadura militar desde los años 60 hasta finales de los años 80, abarcando gran parte de la Guerra Fría. Durante ese tiempo, ocurrieron numerosos eventos horribles y asesinatos que eran considerados tabú hablar. Mencionar la violencia del gobierno contra su propia gente estaba prohibido; cualquier intento resultaba en arresto o incluso muerte. Actualmente, disfrutamos de la libertad para abordar estos temas a través de películas, libros, teatro y protestas. Valoramos esta libertad en honor a la memoria de quienes nos precedieron, lo que nos permite discutir abiertamente el horror y otros eventos traumáticos”.
En Colombia, Ediciones Vestigio, en febrero del año pasado, publicó Semilla, una serie de cuentos (distintos a los de Conejo maldito) donde Chung, con su perspectiva única, invita a emociones y pensamientos profundos, creando historias que rompen con las convenciones habituales de los géneros literarios.
El libro abarca diversas narrativas, desde una historia de terror zombie en el espacio hasta un relato de miedo con aliens, pasando por una historia idílica. En esencia, busca mantener el espíritu del romanticismo, explorando los sentimientos más intensos que abarcan tanto la muerte como el amor.
* Editor y periodista. En twitter: @joseangelbaez