“A excepción de Aterciopelados, el rock colombiano es irrelevante en el continente”

‘Rompan todo’, la serie documental de Netflix, aviva una que otra polémica, como ¿por qué fueron blanqueadas varias bandas de rock colombiano? Acá, otro punto de vista.

El 16 de diciembre se estrenó esta serie, a propósito de los 50 años del rock en América Latina. En la imagen, Julieta Venegas, Mon Laferte y Andrea Echeverri. Foto: Netflix. 

Andrés Zambrano*

La música que trasciende, la que verdaderamente hace historia, es la que se queda en la memoria, la que te marca, la que sirve de banda sonora vital y eso es lo que de alguna manera encontré en el documental Rompan todo, de Netflix. Durante seis horas uno encuentra la génesis de esos grupos que compartimos varias generaciones y que, las nuevas generaciones disfrutan casi con la misma intensidad.

El documental está lleno de canciones que son lenguaje común para miles de hispanoamericanos, desde México hasta Argentina y en eso radica su mérito, es decir, el documental vale por lo que tiene, no por lo que está ausente.

Las críticas al trabajo de Picky Talarico se escuchan por todas partes, que es una oda a Santaolalla, productor del mismo, y tienen razón, se lo merece; que es muy mainstream y desconoce la escena under, también es cierto, que ignora por completo la historia del rock de países como Guatemala, Cuba, Panamá, Paraguay, Venezuela y Colombia, también es cierto.

El documental aguanta que le disparen de todos lados, igual seguirá ganando público, porque no se hizo para eruditos, ni expertos, ni tiene un alcance académico, ni tampoco es un mapeo de los cientos de bandas de rock que han existido en el continente, es una mirada emocional y merecida a un grupo de músicos que lograron consolidar un lenguaje común y que siguen vivos, en la radio, en la televisión y en todas las plataformas virtuales de música. Sobrevivieron al vinilo, el casete, el disco compacto y al mp3.

Las críticas al trabajo de Picky Talarico se escuchan por todas partes, que es una oda a Santaolalla, productor del mismo, y tienen razón, se lo merece

Y creo que la mayoría de los que no entraron fue porque se agotaron en algunas de esas etapas, en el peor de los casos no pasaron del vinilo. Así fue con el rock colombiano de los años sesenta y setenta (Speakers, Yetis, Flippers, Malanga, etc), que tuvo su momento estelar, pero fue de consumo interno. Sus canciones no sobrevivieron más allá de la memoria de sus coetáneos y algunos investigadores y musicólogos. No digo que eran buenos o malos, simplemente no pasaron el juicio de la historia.

Fueron apabullados por la riqueza y la fuerza de la música tropical colombiana que siempre ha sido nuestra seña de identidad y la que sabemos hacer y exportar. La verdad es que el rock colombiano en el escenario continental es más bien irrelevante, con la excepción grandísima de Aterciopelados. El resto de grupos solo da para la parte de las letras pequeñas en los carteles de festivales como Vive Latino y, aclaro nuevamente, eso no tiene que ver con su calidad, puedo citar varias canciones de La Derecha, o de las Almas que merecían mejor suerte.

Ahora, para atenuar la indignación de muchos amigos y periodistas roqueros, vale la pena recordarles que Colombia tiene varios artistas con vocación roquera que llegaron más lejos que todos los mencionados en el documental, Shakira, Vives o J Balvin, que comenzó tocando rock en español, y no aparecen por ninguna parte.

Así que mi consejo sobre Rompan todo es que si, no pueden cambiarlo, por lo menos disfrútenlo.

*Editor y periodista, creador de La página de rock de El TIEMPO.

5 comentarios en ““A excepción de Aterciopelados, el rock colombiano es irrelevante en el continente””

  1. Juan Carlos Azuero

    un buen análisis aunque me hizo falta saber si la radio tiene que ver con esta poca internaciolización de nuestro rock

  2. Análisis superfluo, creo que el documental no debería llamarse «La Historia del Rock en Latinoamérica»… Es supremamente parcializda al Rock en México y a los países del Cono Sur y desconoce historias rockeras que no por ser «locales», deban sencillamente desaparecer. Ahora, a finales de los 50’s y comienzos de los 60’s nuestros países vivían situaciones sociales y políticas muy parecidas. Los cambios se dan hacia finales de los 60’s por realidades políticas de FUERTE compromiso de la juventud y su rebeldía en la búsqueda de un mundo… de un país mejor y más incluyente. Y el rock en la sociedad mejicana, chilena, uruguaya y argentina es el reflejo de la necesaria contestación a una clase dirigente favorecedora a sus propios intereses. El asunto, es qué pasó en Colombia ??? Y hasta dónde la represión derivada de nuestra violencia interna desembocó también en la limitación a una expresión más libre, contestataria y real frente a nuestra situación social y donde prácticamente el único refugio fue nuestra música tropical como bálsamo para olvidar y sentirnos «felices» haciéndonos los locos.

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