Su novela es arriesgada y visibiliza el mundo trans, además de ignorado, sometido a la violencia física y psicológica. Entrevista con Camila Sosa Villada.
La autora de ‘Las malas’ nació en La falda, Córdoba (Argentina), el 28 de enero de 1982. (Foto editorial Planeta)
José Ángel Báez A. *
En algunos momentos de la novela, las travestis huyen por calles o parques de Córdoba (Argentina) para evitar que machos envalentonados —algunos son policías — las pateen. Sin importar lo que ocurra, los porrazos no romperán su dignidad.
Camila Sosa Villada, una de las mayores voces trans del momento, es la autora de Las malas, una novela autobiográfica publicada en 2019 (Tusquets). Un relato sobre un grupo de travestis en el que no hay recato a la hora de describir cómo sienten, piensan, aman y hablan.
El libro vende, ya fue traducido al inglés y está en camino una adaptación cinematográfica. La autora de este fenómeno literario ganó el Premio Sor Juana Inés de la Cruz (2020), otorgado a mujeres y entregado en México durante la Feria Internacional del Libro en Guadalajara.
Camila Sosa, también es actriz y dramaturga, escribió de La novia de Sandro (2015), El viaje inútil (2018), Tesis sobre una domesticación (2019) y Soy una tonta por quererte (2022).
A comienzos de este 2022, estuvo en el Hay Festival Cartagena y habló con LA RUEDA SUELTA, el 27 de enero, un día antes de su cumpleaños.
LA RUEDA SUELTA: ‘Las malas’ es un éxito en América Latina y en Europa ya se traduce. ¿A qué le atribuye esta resonancia que se extiende de continente a continente?
CAMILA SOSA VILLADA: Bueno, en principio, creo que fue por el prólogo que escribió Juan Forn. Un prólogo por el que, además, me peleé con él. Cuando me lo envió, pensaba que me estaba haciendo trampa: insinuaba que todo el libro era autobiográfico. ¿Sabes? Entonces, se lo hice saber, pero lo sostuvo y quedó tal cual me lo había mandado. Y eso hizo que la gente dijera a ver quién es este personaje, de dónde salió esta escritora, quién es, qué escribe.
LA RUEDA SUELTA: Pero no es un motivo suficiente para explicar el éxito…
C.S.V.: Entiendo que hay una novedad en el mundo de la escritura, y en todos los ámbitos de las artes. ¿Sabes? Y es que durante muchísimo tiempo, el cine, el teatro y la música estuvieron cooptados por el mismo tipo de personas: varones y mujeres de determinada clase social, con determinados estudios, determinados sostenes económicos, etcétera. El hecho de que apareciera escribiendo una travesti, que venía de la prostitución, hija de campesinos, salida del absoluto anonimato, genera muchísima curiosidad.
La portada del libro de Sosa Villada, que llega ya a 20 ediciones.
LA RUEDA SUELTA: ¿Y cree que con ‘Las malas’ colman esa curiosidad?
C.S.V.: Una vez que leen el libro, bueno, encuentran con que algo hay dentro, que excede toda esa imaginería que yo estaba describiendo ahorita. Y tiene que ver con la curiosidad acerca de mi identidad.
LA RUEDA SUELTA: A raíz de lo que escribe Juan Forn es natural asumir que la historia de la novela le ocurre a usted. ¿Cuál es la verdad?
C.S.V: ¡Ay! Yo no te voy a decir nunca cuál es la verdad porque yo trabajo para el misterio…
Mira, es un libro bien difícil de catalogar, de poner en un género, al igual que yo.
LA RUEDA SUELTA: Entonces, muy buena su imaginación…
C.S.V: Mi historia como prostituta sucedió hace muchísimo tiempo y la mayoría de las veces estaba bajo efecto de narcóticos o del alcohol. No podría nunca ser fiel a esos años. Sí hay pasajes, por supuesto, que tienen que ver con mi vida, sobre todo en la infancia de ese niño en el pueblo, con su madre, con su padre. Y luego me he dedicado a inventar y a hacer un poco de justicia. ¿Sabes? De justicia poética para con las travestis. Pero ninguna persona, salvo yo, se puede reconocer en esa historia.
LA CRUDA REALIDAD
LA RUEDA SUELTA: Cree que hace 20 años ‘Las malas’ hubiera tenido esa resonancia que tiene hoy? ¿Cree que la sociedad cambió?
C.S.V: Tal vez. ¿Sabes? Yo no sé si no hubiera sido todavía más, porque entonces habría sido algo verdaderamente novedoso. Ahorita, ya no es tanto como antes, como hace 20 años.
LA RUEDA SUELTA: ¿No estamos más evolucionados, como muchos creen?
C.S.V: No. Las que cambiamos fuimos nosotras respecto al mundo. Es decir, nosotras las travestis hemos dejado de mirar a los demás aceptando toda la mierda que nos daban ¿Sabes? Y hemos empezado a decir: “No. Esto no. Esto yo ya no lo quiero. Esto no es así. Esto no se dice así. Yo ya no tengo por qué escuchar tus chingadas ¿Sabes? No tengo por qué estar aguantando nada de todo esto”. Creo que ha cambiado muchísimo.
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LA RUEDA SUELTA: Se percibe que están más organizadas…
C.S.V.: Sí, nos hemos organizado políticamente y tenemos más resonancia. Por ejemplo, ya empieza a interesarse por nosotras el mundo de la política, ordinario, cruel y corrupto, y todo lo demás. Hemos mejorado, no la sociedad. Fíjate que siguen sucediendo las mismas cosas que sucedían antes, incluso, yo creo que ahorita es peor todavía: antes el enemigo era bien claro. Ahora no se sabe a quién tienes sentado al lado, de dónde puede venir el cuchillazo.
Camila Sosa Villada en ‘Llórame un río’, una pieza teatral que escribió y protagonizó. Una obra, de 50 minutos, sobre las cantantes Tita Merello y Billie Holiday.
LA RUEDA SUELTA: En ‘Las malas’, admito que es el único libro suyo que he leído, hay mucha poesía, pero también hay mucha violencia. ¿De dónde sale tanta fuerza?
C.S.V: De la oralidad que yo heredé de las mujeres en mi familia, de mis tías. Ellas se juntaban, en las navidades, a preparar clericó (un coctel) y le daban al chisme, y contaban historias de tíos que hacían pacto con el diablo, de tíos que hablaban con los pájaros, de dolores muy grandes que tenían con sus esposos. Se sentaban a soñar que los esposos se morían, que los esposos se iban con otros, que las dejaban tranquilas…
LA RUEDA SUELTA: Y eso lo retoma usted. En su novela hay una mujer a la que le salen plumas, otra es lunática. ¿Eso es realismo mágico o literatura fantástica?
C.S.V: Yo te voy a dar las dos respuestas que me pides. La primera: cuando comencé a prostituirme tenía 18 años y, casi todas las noches, estaba bajo la influencia de algunos alucinógenos. Entonces, las veía a ellas bajo ese influjo en los boliches a donde íbamos, en las discotecas que bailábamos, en los bares donde nos citábamos para luego irnos a la zona roja. Las veía siempre bajo el poder de alguna sustancia. Y las he visto pelearse, treparse a los árboles para esconderse de la policía, o tirarse de los autos para que no fueran presas. Yo siempre pensé que ellas eran, un poco, como animales.
LA RUEDA SUELTA: Y la segunda…
C.S.V: Yo creo que es ciencia ficción. No es ni realismo mágico, ni literatura fantástica. Es ciencia ficción latinoamericana y pobre, por supuesto. Pero desde la primera página del libro digo que está sucediendo algo raro: la tía Encarna tiene 178 años y, luego, aparece un bebé abandonado en una zanja y se lo llevan dentro de una cartera. Suceden cosas que no tienen que ver con lo real. La realidad es apenas una invitada; una realidad cruel y amarga de las travestis hace 20, 30 o 40 años. Pero lo que une, lo que amalgama, es una especie de magia.
Golpeo, tiro zapatos y todo lo demás, sobre todo, contra la injusticia.
LA RUEDA SUELTA: ¿Su libro, entonces, en qué lugar lo ubicaría?
C.S.V: Mira, es un libro bien difícil de catalogar, de poner en un género, al igual que yo. Y así va a suceder también con La novia de Sandro, otra novela mía. Si la lees vas a decir esto es poesía o es prosa, o qué está pasando aquí. Y también con El viaje inútil, que parece ser un ensayo, pero está medio novelado. En ‘Las malas’ nunca se sabe qué está pasando y no sabría decirte qué género tiene.
Entrevista de Camila Sosa Villada con Diario Criterio.
LA RUEDA SUELTA: Usted es periodista. ¿Hubo algo de no ficción en su novela?
C.S.V: No. Yo lo he escrito todo inventándolo, inventándolo. Por supuesto, sí hay algunos datos reales como la escena de Cris Miró, que existió, como el pueblo donde yo vivía con mi madre…
LA RUEDA SUELTA: ¿Por qué deja el periodismo? ¿y cómo ve al periodismo abordando temas trans?
C.S.V: ¡Ay! A mí me da mucha vergüenza. Me da mucha vergüenza el ejercicio del periodismo, no tanto por lo que puedan inferir acerca de nosotras, si no por lo vendidos que están políticamente, cómo operan a favor de unos o de otros. Es mi experiencia como argentina.
LA RUEDA SUELTA: ¿Nunca ejercerá como periodista?
C.S.V: Mira, yo empecé a estudiar periodismo por emergencia. Me fui a Córdoba a estudiar Biología, en verdad, no periodismo. Y cuando llegué, las mesas de inscripción estaban cerradas. Así que tuve que elegir una carrera porque además tenía que irme del pueblo, o me mataban. Mi hermano estudiaba comunicación social, mi cuñada lo mismo. Y era una carrera en la que también se podía escribir. Me dije, bueno, puedo estar aquí y duré cuatro años, pero me fui. No lo soporté porque era un ambiente bastante hostil. En Argentina decimos era muy ‘paki’, que es como decir muy heterosexual. Yo era maltratada ¿Sabes?
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LA RUEDA SUELTA: ¿Por qué la violencia en su libro? En una parte, Encarna les dice en la casa a todas ustedes: “aquí no traigan violencia, acá no hay violencia”. Y usted dice: «sí, no traemos violencia, pero la tenemos pegada a la piel»…
C.S.V: No sabría decirte por qué. Yo supongo que tiene que ver con que sufrimos la violencia durante mucho tiempo. Y sigue siendo así. Soy una persona muy violenta. Pero estoy educada, formateada y procesada para adaptarme. Desde hace muchos años, trabajo como actriz y he tenido que aprender a hablar con la prensa, con otras personas, pero soy una persona violenta, mi padre también lo era.
Yo en los únicos elogios que creo son en los que me hago a mí misma.
LA RUEDA SUELTA: Cuando dice violenta, ¿es qué? ¿golpea? ¿alza la voz?
C.S.V: Golpeo, tiro zapatos y todo lo demás, sobre todo, contra la injusticia. Y no es algo que a mí me gustaría perder. Yo creo que el gran error de las travestis es que somos pacíficas, que no nos hemos armado todavía, que no respondemos con el mismo nivel de violencia con el que somos tratadas. Yo creo que la violencia es una respuesta honesta, humana y necesaria.
LA RUEDA SUELTA: ¿Y al momento de escribir el libro, no podía escapar de esa violencia?
C.S.V: Sí, pero yo tampoco quería escaparme de eso, para nada.
LA RUEDA SUELTA: ¿La literatura sana?
C.S.V: No. No creo que la literatura cure nada. Y es pedirle algo a la literatura que no existe. Más allá de que, eventualmente, algunas lecturas nos ayuden a entender o reconciliar. A mí me pasó con Sharon Olds: leerla me hizo pensar en mi madre, pensar en mi padre. ¿Sabes? Y decir: «Wow, qué fuerte». Ellos también estaban sufriendo, viviendo y tratando de resolver su existencia de la mejor manera. Pero no ha sido algo que yo fui a buscar, es decir, no la leí a ella para que me cure, ni mucho menos. Apareció así. De la misma manera, supongo, que le sucede a alguien leyendo mis libros.
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LA RUEDA SUELTA: ¿Cómo reaccionaron a ‘Las malas’ esos hombres machos, rudos, que usted describe tanto en su novela?
C.S.V: Yo no sé si me leen.
LA RUEDA SUELTA: ¿Nunca recibió un comentario de alguien así?
C.S.V: Bueno, sí. Por supuesto. Sí, claro. Hay algunos hombres que sí me han leído y me han escrito, pero me tienen como un fetiche. Yo creo que no tienen fe en mi como escritora. Ellos siguen leyendo varones. Ellos siguen leyéndose entre ellos.
La escritora argentina en una conmovedora charla Ted, en Córdoba.
LA RUEDA SUELTA: De alguna forma la leyeron, algo les llamó la atención…
C.S.V: Bueno, sí. Me dicen que es muy bueno y todo lo demás.
LA RUEDA SUELTA: ¿No cree en los elogios de los hombres?
C.S.V: No. Ni en los piropos. Ni en nada. Yo en los únicos elogios que creo son en los que me hago a mí misma.
LAS INFLUENCIAS
LA RUEDA SUELTA: O sea, ¿tampoco en los elogios de la crítica, por ejemplo, que ha sido muy buena con el libro?
C.S.V: No, porque, además, yo creo que muchas veces ha estado equivocada. Yo creo que se han equivocado muchas veces, pero…
Yo creo que las mujeres, cuando escriben, están menos preocupadas por cometer errores que los varones
LA RUEDA SUELTA: ¿En qué se han equivocado?
C.S.V: En que la novela es autobiográfica, que es realismo mágico, que es un libro que sutura algunas heridas, etcétera. Y yo no lo creo, para nada. Pero no es mi deber salir a defender o a corregir a nadie. De lo que sí estoy segura es que tampoco estoy interesada en que me lean los hombres, sobre todo. Es decir, si se da, muy bien y si no, también. Yo tampoco leo muchos hombres.
LA RUEDA SUELTA: Solo mujeres… como Marguerite Duras o Carson McCullers…
C.S.V: ¡Ay claro! A Sharon Olds, Delphine de Vigan…
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LA RUEDA SUELTA: ¿Por qué las lee?
C.S.V: Ha sido algo natural ¿Sabes? Desde chica. No es algo que yo pueda precisarte a ti… Un porqué. También a los maricas, como Pedro Lemebel, Federico García Lorca o Truman Capote.
LA RUEDA SUELTA: ¿Qué tiene Lemebel, por ejemplo?
C.S.V: Oralidad pura. Es como escucharlo hablar. Es maravilloso lo que hace.
LA RUEDA SUELTA: Lorca…
C.S.V: Lorca… Mira: “La noche se puso íntima como una pequeña plaza”. ¡Mira ese verso! No… Yo qué sé, bueno, es como si me pusiera en guerra contra los escritores varones heterosexuales, pero no es verdad. Yo los he leído también. Algunos me han parecido muy buenos.
LA RUEDA SUELTA: ¿Cuáles?
C.S.V: Bueno, Forn (risas), Juan Forn… Yo qué sé, Herbert, Julián Herbert… Ese es un escritor que yo digo, “esto es un escritor”…
LA RUEDA SUELTA: ¿Qué leyó de Herbert?
C.S.V: Yo no lo conocía, porque en Argentina no se edita. En una Feria del Libro de Guadalajara, primero, lo escuché hablar y me pareció inteligentísimo. Me pareció, además, sexy. Me pareció un tipo con cabeza y fui corriendo a comprarme sus libros, me los llevé y los leí en el avión. Un gran escritor. Pero, por lo general, casi siempre estoy leyendo mujeres.
Portada de ‘Soy una tonta por quererte’, novedad en Feria del Libro de Bogotá 2022.
LA RUEDA SUELTA: Volvamos. ¿Por qué?
C.S.V: Mira… Y te voy a decir por qué… Yo creo que las mujeres, cuando escriben, están menos preocupadas por cometer errores. Los varones siempre están tratando de ganarse algún premio…
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LA RUEDA SUELTA: ¿Y las mujeres no?
C.S.V: No. No lo creo. O las que yo conozco, al menos. También es cierto que yo tengo solo dos amigas escritoras, entonces…
LA RUEDA SUELTA: ¿Quiénes son?
C.S.V: Dolores Reyes y Claudia Rodríguez. Por ejemplo, Dolores Reyes es un ejemplo de lo que es una escritora, una gran escritora, lúcida, astuta, que está interesada en la trama, que le interesa la historia más que cualquier otra cosa alrededor de la literatura y eso tiene que ver con la oralidad, con contar una buena historia.
LA RUEDA SUELTA: La oralidad la marca a usted…
C.S.V: Sí.
LA RUEDA SUELTA: Y tiene que ver con el campo, con sus ancestros…
C.S.V: Sí. Y también con una existencia anterior a la telefonía celular, a la predominancia de los medios de comunicación… Era leer y charlar, leer y charlar. Solo eso.
* Periodista y editor. En Twitter: @joseangelbaez
* Hecha con María Constanza Jiménez, quien colaboró en la investigación y producción para esta entrevista.
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