Maryluz Vallejo examina en esta entrevista la evolución del periodismo colombiano desde sus inicios hasta el siglo XXI, abordando temas como la censura, la polarización política y la influencia de medios como ‘El Tiempo’ y ‘El Espectador’. Además, habla de su próximo libro sobre la figura del expresidente Eduardo Santos.
José Ángel Báez A. *
En 2017, la página de Consejo de Redacción (CdR) rememoró el ingreso de Maryluz Vallejo a la Universidad de Antioquia, en 1994, donde colaboró estrechamente con el cronista Juan José Hoyos en el desarrollo de un curso de historia del periodismo. Y fue en este contexto donde comenzó a explorar la hemeroteca de la UdeA, recopilando material que posteriormente utilizaría en su obra A plomo herido. Una crónica del periodismo en Colombia 1880-1980 (Planeta, 2006).
En este libro, indaga sobre la evolución del periodismo colombiano a lo largo del siglo XX, tratando diferentes temas que van desde los duelos del periodismo político y las influencias extranjeras en la prensa, hasta sus tendencias, retos y transformaciones. Previamente, en 1997, había publicado La crónica en Colombia: medio siglo de oro, un homenaje a destacados cronistas colombianos entre 1910 y 1960. En la lista aparecen Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Héctor Rojas Herazo, Klim y Luis Tejada, entre otros.
Vallejo, periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana y doctora en Ciencias de la Información de la Universidad de Navarra, fue profesora en la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Universidad Javeriana desde 2001 hasta 2021. Durante este período, no solo sobresalió como educadora, sino que creó y dirigió la revista Directo Bogotá, además de ejercer como coordinadora del Campo de Periodismo. Asimismo, fundadora de la maestría en Periodismo Científico.
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Siempre ha sido una firme defensora de la enseñanza de la historia del periodismo colombiano, argumentando su relevancia no solo en términos de conocimiento sobre su evolución, también en la promoción de una reflexión acerca de su importancia y valor en la sociedad.
Su prolífica producción bibliográfica sobre el tema incluye Crónicas bogotanas de Felipe González Toledo (2008), Antología de notas ligeras colombianas (en coautoría con Daniel Samper Pizano, 2011), Tinta indeleble: Guillermo Cano, vida y obra (2012) y Una historia todavía verde, sobre el periodismo ambiental en Colombia (2021).
En 2022, publicó Xenofobia al rojo vivo en Colombia, un extenso reportaje que relata la expulsión de extranjeros de Colombia por sus ideas en el siglo XX, mostrando casos documentados de arbitrariedades y chauvinismo, contribuyendo así la memoria histórica.
LA RUEDA SUELTA la invitó a recordar y analizar momentos clave del periodismo en Colombia, coincidiendo con la celebración del Día del periodismo en el país.
LA RUEDA SUELTA: ¿Por qué se dice que el periodismo en Colombia nace con la publicación del ‘Aviso del Terremoto‘ y de la ‘Gaceta de Santafé‘ (1785), publicaciones de Manuel del Socorro Rodríguez? ¿Solo hasta entonces se puede decir que hubo periodismo en Colombia?
Maryluz Vallejo: Sí, y es curioso que este origen del periodismo esté asociado a un evento catastrófico, como fue el sismo que sacudió a Santafé de Bogotá el 12 de julio de 1785, y en tres únicas entregas se informó a la ciudadanía sobre sus consecuencias. Dado el éxito de esa publicación transitoria, los editores de la Imprenta Real sacaron un semanario, Gazeta de Santafé, de vida fugaz. Solo a partir de 1791 empezó a circular en Bogotá El Papel Periódico de la Ciudad de Santafé del cubano Manuel del Socorro Rodríguez, a quien trajo el Virrey Ezpeleta para dirigir la Real Biblioteca. Pero se trataba de un periódico oficial, que buscaba dar a conocer a los escritores neogranadinos. Más adelante, quien se considera el padre del Periodismo en Colombia, fundó otros periódicos de carácter científico y literario.
LA RUEDA SUELTA: El historiador Jorge Orlando Melo escribió que en 1836 era tal el furor periodístico que se pensó conveniente y rentable establecer una fábrica de papel periódico en Bogotá, una ciudad que tenía menos de 30.000 habitantes. ¿Por qué en esa época había tanta ansiedad de publicar o escribir?
Maryluz Vallejo: Digamos que ese furor empezó con la declaración de la Independencia y publicaciones como El Diario Político de Santafé, del sabio Francisco José de Caldas y José Camacho, de 1810, y La Bagatela, del prócer Antonio Nariño, de 1811, el primer diario político de nuestra tradición. Esos nuevos aires de libertad estimularon la circulación de las ideas en publicaciones periódicas, así éstas tuvieran corta vida y sufrieran los embates de la censura, sobre todo eclesiástica. La gran paradoja es que en esa primera mitad del siglo XIX la población no solo era escasa sino analfabeta, pero los pocos ilustrados estaban ansiosos por ventilar sus ideas, sobre todo antes de las guerras, que solían empezar en las imprentas (a finales de los treinta tuvo lugar la Guerra de los Supremos).
Que el periódico más longevo de Colombia sea propiedad de la Iglesia católica es una prueba “fehaciente” del poder que tiene esta institución en nuestra sociedad.
LA RUEDA SUELTA: ¿Entonces, en qué momento se empezó a mencionar a la prensa como ‘el cuarto poder’ en Colombia? ¿Cuándo la élite nota que puede ser poderosa teniendo un medio?
Maryluz Vallejo: Desde mediados del siglo XIX, con la fundación de los dos grandes partidos políticos empezó la puja por el control de los órganos periodísticos. En 1887, con la aparición de El Espectador, de Fidel Cano, surgió el fenómeno de la propiedad familiar en la prensa nacional y regional, con apellidos tan poderosos en la vida política como los Santos, los Galvis, los Gómez, etc. Ahora bien, la reflexión sobre ese cuarto poder proviene más de la academia, con influencias europeas y estadounidenses. En 1949, Luis Vásquez Quirós, profesor de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Javeriana, publicó un manual de periodismo titulado El cuarto poder, que sería el texto guía de los primeros cursos de periodismo.
LA RUEDA SUELTA: ¿Cómo influyeron los periódicos en la configuración de la identidad política en Colombia durante el siglo XIX y principios del XX?
Maryluz Vallejo: Desde sus prospectos y líneas editoriales contribuyeron a crear identidades políticas tan arraigadas que casi eran de obligada lectura para los copartidarios. Y si bien los diarios de referencia buscaron pluralidad de voces en sus secciones de opinión para simular una apertura democrática, el sectarismo y la polarización se nutrieron de sus titulares y sus sesgos noticiosos. En Antioquia, El Colombiano se volvió un genérico de la prensa, y frente a los quioscos la clientela pedía “¡Deme ese colombiano!”, mientras señalaba El Espectador, por ejemplo.
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LA RUEDA SUELTA: A propósito, ¿qué significa que El Catolicismo, el impreso de la Iglesia, nacido en 1849, aún se mantenga y sea el medio más antiguo en la historia de Colombia?
Maryluz Vallejo: Que el periódico más longevo de Colombia sea propiedad de la Iglesia católica es una prueba “fehaciente” del poder que tiene esta institución en nuestra sociedad. Este órgano confesional, fundado por el arzobispo Manuel José Mosquera, en 1849, un siglo después, y bajo la dirección del padre Mario Revollo, modernizó su estilo y amplió su agenda informativa. Después de numerosas interrupciones, a la vuelta del siglo XXI se volvió digital. Además de este emblemático periódico, no olvidemos que la Iglesia católica acompañó el reinado de la Hegemonía Conservadora con una red de publicaciones en todas las regiones del país y permeó la prensa conservadora más leal a sus mandatos.
LA RUEDA SUELTA: ¿Desde cuándo podemos hablar de una prensa amenazada y censurada en Colombia?
Maryluz Vallejo: Desde ‘La Bagatela’, la prensa ha enfrentado censura política, eclesiástica y económica, con periodos muy oscuros: durante la Regeneración, en los regímenes conservadores de Mariano Ospina Pérez y Laureano Gómez, y en la dictadura del general Rojas Pinilla, que llegó a clausurar El Tiempo y El Espectador. A partir del Frente Nacional toma fuerza la censura económica, que amenaza a los periódicos con la asfixia financiera, eliminar la pauta publicitaria, como fue el caso de el grupo Grancolombiano que le aplicó la “tenaza” a El Espectador por denunciar sus especulaciones financieras ilegales. Pero el mayor impacto se produjo durante el gobierno de Julio César Turbay Ayala, que aplicó con vehemencia el Estatuto para la Seguridad Nacional. Con él se reprimió la libertad de prensa y una de las víctimas más reconocidas fue Consuelo Salgar de Montejo, directora de El Bogotano, que pagó varios meses de cárcel acusada de transportar armas.
El presidente Julio César Turbay reprimió la libertad de prensa y una de las víctimas más reconocidas fue Consuelo Salgar de Montejo, directora de El Bogotano.
LA RUEDA SUELTA: ¿La famosa ‘Ley de los caballos’, de Rafael Núñez, es el primer y más grande hecho de censura contra la prensa de oposición? ¿Hubo otro tan grave?
Maryluz Vallejo: La Carta Constitucional de Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro contenía el artículo 42 que restringía la libertad de prensa, pero fue esa Ley de los Caballos (como la bautizó Fidel Cano), de 1888, bajo la cual se suspendieron y multaron periódicos, cerraron y destruyeron imprentas, encarcelaron o desterraron a periodistas y escritores públicos. Y así ocurrió durante toda la Regeneración. Tampoco hay que olvidar que en 1928, en el gobierno de Miguel Abadía Méndez, se promulgó la llamada Ley Heroica (o Anticomunista) por la cual se nombraron jueces de prensa en todo el país encargados de castigar los delitos de prensa.
LA RUEDA SUELTA: ¿Los periódicos, durante la época de la violencia bipartidista, qué tanto contribuyeron a polarizar la sociedad?
Maryluz Vallejo: Tuvieron una enorme responsabilidad en la propagación de la violencia por agudizar los odios partidistas. La prensa conservadora azuzaba los ánimos desde sus tribunas de opinión, muchas de ellas firmadas por sacerdotes botafuegos, como monseñor Miguel Ángel Builes, que consideraba que matar liberales no era pecado. El fuego cruzado más intenso de ese periodo se libró en esas cabeceras, y para reconstruir esa historia es preciso contrastar datos casi siempre falseados y versiones contradictorias. Pero quizás fue El Siglo, diario fundado por el jefe conservador Laureano Gómez, en 1936, para hacer oposición a la Revolución en Marcha de Alfonso López Pumarejo y a la República Liberal, el que aportó más odio a la causa sectaria.
LA RUEDA SUELTA: ¿En qué medida el Frente Nacional impactó en la libertad de prensa y en la independencia editorial en Colombia?
Maryluz Vallejo: Con el sistema de alternancia del Frente Nacional hasta El Siglo se convirtió en un modelo de moderación y la censura empezó a operar contra los medios disidentes, como La Calle, del MRL; La Nueva Prensa, de Alberto Zalamea; Voz Proletaria, del Partido Comunista; Tribuna Roja, del Moir, y la revista Alternativa, entre otros. La persecución, con formas más sutiles, se dio contra todo lo que oliera a subversión del orden establecido, y contribuyó la vigencia del Estado de Sitio. Así mismo, hubo «pactos de silencio» entre los diarios en relación con los hechos de violencia.
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LA RUEDA SUELTA: ¿‘Alternativa’ es el medio más importante que tuvo la izquierda en Colombia? ¿Qué tanto romanticismo hay al hablar de esta revista?
Maryluz Vallejo: Fue la primera revista de izquierda en Colombia, que encima tuvo el mérito de durar seis años en su primera época (su segunda época fue menos exitosa). Impulsó el periodismo investigativo denunciando la corrupción y los abusos de poder de los gobiernos que fiscalizó: los de Misael Pastrana, López Michelsen y Turbay Ayala. Se dio el lujo de tener en su equipo a los mejores periodistas del país: Gabriel García Márquez, Daniel Samper Pizano, Enrique Santos Calderón y Antonio Caballero, entre otros. Además, las audacias editoriales se acompañaron de un diseño gráfico novedoso y atrevido, con portadas memorables en nuestra historia reciente. Por lo tanto, no es sorprendente que haya sido objeto de estudio de numerosos académicos, motivo de publicación de varias memorias y antologías que han acercado su obra a las nuevas generaciones.
LA RUEDA SUELTA: ¿Qué lectura se puede hacer desde los géneros periodísticos de las transformaciones de la prensa escrita?
Maryluz Vallejo: Con la irrupción de los géneros noticiosos llegó la modernidad a la prensa: la noticia y la entrevista como herramienta de reportería y como género en las postrimerías del siglo XIX. Antes predominó la opinión editorial y el artículo doctrinal, aunque también la crítica en forma de versos satíricos. Desde comienzos del siglo XX reinó la crónica ligera con las plumas más finas, como la de Luis Tejada, y a partir de los cuarenta se instalaron los géneros narrativos más vigorosos, la crónica y el reportaje, que permitieron contar el país con otras voces y puntos de vista. En esa modernidad tuvo protagonismo la caricatura política, mordaz y desacralizadora de los poderes, que entre la Regeneración y la Hegemonía conservadora tuvo sus dos máximos exponentes: Alfredo Greñas y Ricardo Rendón.
En El Tiempo y El Espectador se ha dado la confluencia de genes poderosos que cifraron su ADN editorial y empresarial.
LA RUEDA SUELTA: ¿Cómo influyó la llegada de la radio en Colombia a finales de los años 20?
Maryluz Vallejo: La radio trajo la instantaneidad noticiosa, lo que transformó las prácticas periodísticas. Pero quizás uno de los fenómenos más interesantes fue el surgimiento en los años treinta de los ‘radioperiódicos’ —diarios hablados—, que sirvieron de extensión a los grandes impresos, los cuales optaron por tener un nicho en las ondas herzianas en lugar de competir con el nuevo medio. Al frente de los micrófonos estaban reputados periodistas e intelectuales, que mantuvieron alta la sintonía hasta que estalló el Bogotazo, cuando comenzaron a ser tachados de ‘radioamotinados’.
LA RUEDA SUELTA: ¿Cuáles históricamente han sido los grandes desafíos de los medios regionales de Colombia?
Maryluz Vallejo: Han tenido los mismos grandes desafíos de los medios nacionales: servir de sostén a los poderes políticos y económicos regionales, y sostenerse cuando los vientos no corren a favor. No hay que olvidar que El Espectador nació en Medellín como bastión del liberalismo, pero a la vuelta de los años se asentó en Bogotá, y en cada región del país ha habido diarios poderosos, ligados a familias políticas o a grupos empresariales a lo largo del siglo XX, como El Colombiano, de Medellín; Vanguardia Liberal (hoy Vanguardia), de Bucaramanga; El Heraldo, de Barranquilla; El País, de Cali, y La Patria, de Manizales. Para enfrentarse a los grandes diarios bogotanos han tenido que asociarse y abrirse a otros mercados.
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LA RUEDA SUELTA: ¿Qué han hecho ‘El Tiempo’ y ‘El Espectador’ para mantenerse por más de 100 años?
Maryluz Vallejo: Creo que en el caso de El Tiempo y El Espectador, además de otros diarios que han traspasado la barrera de los cien años, se ha dado la confluencia de genes poderosos que cifraron su ADN editorial y empresarial: la influencia política, el talento periodístico, el arraigo (local, regional y nacional), el modelo de negocio, la resistencia a la censura y, el factor más importante, la defensa de la democracia (aunque haya estado mediada por múltiples intereses ajenos al interés público). Ahora bien, en unos diarios pesan más unos factores que otros, y hoy en día se impone el modelo de negocio por la brutal competencia de las redes sociales.
LA RUEDA SUELTA: A propósito de ‘El Tiempo’, usted prepara un libro sobre Eduardo Santos. ¿De qué trata y qué lugar debe ocupar él en la historia del periodismo colombiano?
Maryluz Vallejo: El libro, que saldrá en Intermedio Editores para el cincuentenario de la muerte de Eduardo Santos, a finales de marzo, se titula Estrictamente confidencial y reúne tres ensayos sobre el hombre público y privado a partir de su correspondencia, que reposa en el Archivo Santos de la Biblioteca Luis Ángel Arango. Por haber sido Santos uno de los muchos presidentes que también fueron periodistas y directores de medios, ese cruce epistolar con políticos e intelectuales nacionales e internacionales refleja el pensamiento de uno de los hombres más influyentes del siglo XX en Colombia.
* Editor y periodista. En twitter: @joseangelbaez