Ningún campeón del mundo y de Europa ha sido más olvidado

Hace 50 años Feyenoord fue el primer club neerlandés en ganar la Copa de Europa (actual Champions League) y en alzar la Copa Intercontinental. Hizo visible al ‘fútbol total’ y a Ernst Happel, uno de los mejores entrenadores de la historia. Aquí una semblanza del equipo que antecedió al Ajax de Johan Cruyff.

 El festejo con la Copa de Europa, tras derrotar al Celtic de Escocia. Crédito: Wikimedia Commons.

Leonardo Niño Rodríguez*

Muchos piensan en Johan Cruyff cuando se habla de ‘fútbol total’, símbolo absoluto de la mayor revolución en la historia del fútbol moderno como capitán del Ajax de Ámsterdam y de la selección de los Países Bajos. “Todos atacan, todos defienden” era la propuesta y la ejecución.

Pero pocos recuerdan que antes de Ajax y de la ‘naranja mecánica’, estuvo Feyenoord de Rotterdam, otro histórico club neerlandés que mostró un fútbol similar y con el que comenzó el período más brillante del fútbol de su país: en 1970 se coronó como el mejor equipo de la Copa de Europa (hoy Champions League).

Y, al parecer, le fue más fácil ganar un título europeo que encontrar un nombre: primero se llamó Feijenoord, pero en 1974 lo cambió a Feyenoord para internacionalizarlo y facilitar su pronunciación. Sin embargo, su primer apelativo había sido Wilhelmina: así se llamaba el ‘pub’ donde fue fundado el 19 de julio de 1908, aunque cuatro años después lo rebautizaron porque era la misma denominación de un barrio de Rotterdam. No era necesario suscitar confusiones.

EL CEREBRO

“Feyenoord es inmenso, su categoría de equipo popular, de clase trabajadora entrega un sello inconfundible”, afirma Ignacio Ortestag, periodista deportivo y abogado argentino, fanático de los Rotterdamers desde 1993, quien le cuenta a LA RUEDA SUELTA que en aquel año “un domingo como cualquiera, encendí la TV y allí estaba, la casaca roja y blanca, la hinchada calurosa, el estadio extraordinario y una pasión que hizo que el amor fuese a primera vista”.

Durante sus primeros 32 años, Feyenoord obtuvo cinco ligas y dos copas nacionales, pero vino la Segunda Guerra Mundial que dejó en ruinas a Rotterdam y a su equipo de fútbol. Pasaron dos décadas para que resurgiera.

Willem van Hanegem (izquierda) y Johan Cruyff, dos referentes del fútbol neerlandés. Crédito: Wikimedia Commons.

Los años sesenta fueron su época dorada: entre 1958 y 1968, tres títulos de Liga, uno de Copa y cuatro de la antigua Copa Intertoto. En la temporada 1964/65, el Club del Mosa —como algunos le dicen haciendo alusión al río Mosa, que pasa por Rotterdam— consiguió el doblete nacional (Liga + Copa), algo que lograría de nuevo en la temporada 68/69, la misma en la que Ajax cayó en la final de la Copa de Europa 4-1 ante AC Milan, que tenía como estrella a Gianni Rivera, “Il Bambino d’Oro”, y como director técnico a Nereo Rocco, un apóstol del catenaccio. A aquel Ajax ya lo dirigía Rinus Michels y su figura era Johan Cruyff, de apenas 22 años.

Pero la siguiente temporada ese poderoso equipo italiano fue sorprendido en los octavos de final por Feyenoord, que en el verano de 1969 contrató como entrenador al austríaco Ernst Happel, que venía de ganar la Copa nacional con el ADO Den Haag, club de La Haya.

Feyenoord obtuvo su segundo doblete nacional, en apenas cinco años, y ahora sus dirigentes querían dar el siguiente paso, uno más largo que abarcara a Europa y, si era necesario, más allá.

CONTRA MILAN

“Happel vino a Feyenoord con una misión: ganar la Copa de Europa. Antes de comenzar la temporada, le preguntó específicamente a la dirigencia cuál era la bonificación o pago extra si la ganaba”, le recuerda a LA RUEDA SUELTA Ellen Mannens, coautora del libro Por siempre los primeros, donde ella y su colega Robert van Brandwijk entrevistaron y recogieron testimonios de varios protagonistas, simpatizantes y opositores del club. A partir de estos datos, y de recortes y artículos de periódicos, hicieron un recuento de la mágica temporada 1969/70, en la que el equipo se subió a lo más alto de la élite del fútbol mundial.

En Rotterdam, los jugadores de Feyenoord alzan en hombros al entrenador Ernst Happel, cuatro días después de ganar la Copa de Europa. Crédito:Wikimedia Commons.

“Happel era supremamente astuto en sus tácticas”, dice Mannens, quien entrevistó a Willem van Hanegem, uno de los baluartes de aquel Feyenoord que eliminó al todopoderoso Milan aplicando el ‘fútbol total’, donde no había referencias y cada jugador podía ocupar cualquier posición. En esa llave de ida y vuelta, de la segunda ronda de la Copa de Europa, el club de Rotterdam mostró su carácter.

Aunque perdió 0-1 en el estadio Giuseppe Meazza, este episodio marcó a su rival para el partido de vuelta, tal y como lo describió el centrodelantero Angelo Benedicto Sormani en un artículo publicado, en septiembre de 2019, por el diario italiano La Reppublica: “El Milan de Rocco descubre al Feyenoord: es el comienzo del ‘fútbol total’”.

Según Sormani, a pesar de haber ganado como locales, fue un “infierno: «no entendimos nada. Solíamos marcar hombre a hombre, con posiciones bastante fijas en el campo. Pero en este caso veíamos a su lateral jugar como centrodelantero, al lateral derecho como zaguero y los mediocampistas cambiaban de posición constantemente: no teníamos referencias. Para seguir al defensor central, me tocó estar más veces en mi área que en la de ellos y recuerdo haber pensado: ‘estoy perdido en este partido’”.

LA CONQUISTA EUROPEA DEL FEYENOORD

Justo antes del partido en Rotterdam, Happel le dijo a Van Hanegem y Wim Jansen que cambiaran de posiciones. “No les explicó por qué cambió la estrategia, pero ellos lo entendieron de inmediato”, dice Mannens. La idea era la siguiente: normalmente, Van Hanegem hubiera tenido que marcar a Lodetti, un jugador muy veloz de Milan, pero él no era de correr mucho. “Happel sabía que si dejaba a Van Hanegem por el lado de Lodetti, difícilmente detendría sus rápidos avances”. Por eso invirtió los roles y puso a Jansen en esa posición.

El plan resultó perfecto. Feyenoord ganó 2-0 y eliminó al rey de Europa. “Fue un torbellino continuo. No teníamos referencias. Los jugadores que debían defender atacaban, los mediocampistas no paraban de recorrer todo el campo durante los 90 minutos (…) El problema fue que no entendimos lo que nos había pasado: que el fútbol estaba cambiando, que estábamos siendo testigos de una revolución”, afirmó Sormani a La Reppublica.

No se equivocaba. El equipo de Happel fue imparable de allí en adelante y un poco más de seis meses después, el 6 de mayo de 1970, logró lo que Ajax no pudo un año antes: levantar la “orejona”, la Copa de Europa, el primer club de su país en lograrlo.

 

En la final, disputada en Milán, Feyenoord jugó contra Celtic de Glasgow, amplio favorito y campeón en 1967. Tommy Gemmell adelantó a los británicos, pero, dos minutos después, Feyenoord empató con un cabezazo de su capitán, Rinus Israël, apodado “Iron” Rinus, defensor central del equipo, que hacía pareja en la zaga con Laseroms.

Happel le puso doble marca a Jimmy Johnstone, un extremo muy habilidoso de Celtic; y en el mediocampo, Van Hanegem, Jansen y Hasil controlaron todo el centro de la cancha.

Aun así, apenas en el minuto 117, cuando estaba por terminar la prórroga, se desenredó el partido: tras una clara mano en el área del capitán del Celtic, Billy McNeill, el delantero sueco Ove Kindvall, el otro extranjero del equipo junto a Hasil, paró el balón de pecho y definió seguro ante la salida del portero Evan Williams. Feyenoord sería el campeón.

La alegría fue inmensa en Rotterdam, de aproximadamente medio millón de habitantes. Era el primer equipo de los Países Bajos en conquistar el título más importante de clubes en Europa. Los festejos fueron en grande. Pero la fábula o el cuento de hadas no terminó ahí. En la siguiente temporada, 1970/71, Feyenoord jugó la undécima versión de la Copa Intercontinental, entre el campeón de la Copa de Europa y el campeón de la Copa Libertadores,  ida y vuelta.

 

ANTE ESTUDIANTES DE LA PLATA

A finales de agosto de 1970, Feyenoord viajó hasta Buenos Aires, donde enfrentaría al triunfador de las tres últimas Copa Libertadores, Estudiantes de La Plata. Este equipo, sin ser un histórico del fútbol argentino, tenía el sello de su entrenador, Osvaldo Zubeldía, otro innovador táctico.

No obstante, también tuvo muchos detractores que bautizaron a su estilo de juego como el “antifútbol”, pues sus equipos eran rudos y quemaban tiempo en el terreno de juego. De hecho, en la edición anterior de la Intercontinental, que Milan ganó por 4-2, los argentinos protagonizaron un bochornoso suceso en el partido de vuelta en el estadio de Boca Juniors, La Bombonera: varios jugadores agredieron a sus rivales y algunos de ellos, como Alberto Poletti y Ramón Aguirre Suárez, terminaron en la cárcel.

Un capítulo que provocó que varios clubes europeos boicotearan el torneo y no viajaran a Sudamérica en los años setenta. Sin embargo, Feyenoord sí le dio la cara a Estudiantes en La Bombonera. El partido empezó mal para los neerlandeses, que en apenas 10 minutos ya perdían 0-2, con goles de Echecopar y Juan Ramón Verón, “La Bruja”. El sueco Kindvall de letal cabezazo descontó rápido, al minuto 21. En el segundo tiempo, sobre el minuto 65, igualaron otra vez de cabeza a través de Van Hanegem.

La carátula del libro ‘Por siempre los primeros’ de Ellen Mannens y Robert van Brandwijk.

Dos semanas después, en Rotterdam, se jugaría el segundo partido, casi una batalla campal. Los jugadores de Estudiantes recurrieron al roce, a los golpes. Sobre el minuto 63, tras un saque largo del portero Treijtel, y tras un balón recuperado gracias a la presión alta de los hombres de Happel, Joop van Daele, que apenas llevaba dos minutos en el terreno de juego, aprovechó un rebote y con un potente derechazo rastrero, desde la media luna, venció a Pezzano y puso a celebrar a los más de 63.000 espectadores que colmaron las gradas del estadio de Feyenoord, conocido como De Kuip (La bañera).

LAS GAFAS

Van Daele, con el dorsal 13, era un delantero de 1,90 metros que tenía una particularidad: era miope y usaba gafas. Tras hacer el gol, los jugadores de Estudiantes, fieles a su estilo, le protestaron enfáticamente al juez central, el peruano Alberto Tejada Noriega, para que lo anulara, pues en Sudamérica no se permitía que un jugador usara gafas. El árbitro hizo caso omiso y el partido siguió. Minutos después, el argentino Oscar Malbernat le quitó los lentes a Van Daele para rotarlos con otros compañeros, hasta romperlos. El espigado delantero jugó casi ciego el resto del partido.

Estudiantes poco se acercó al arco del rival y no pudo evitar la derrota. Los gritos de celebración de los hinchas de Feyenoord fueron ensordecedores. Mientras todos sonreían y se abrazaban, Happel no era tan eufórico, pero sí lucía seguro y satisfecho.

Actualmente, Feyenoord exhibe con orgullo aquellas viejas y rotas gafas de Van Daele en el museo de su estadio. Están al lado de la Copa Intercontinental que ganaron ese 9 de septiembre de 1970.

 

Lo que vino después no fue tan dulce. “La siguiente temporada fueron eliminados de la Copa de Europa en la primera ronda por el desconocido UTA Arad de Rumania. La magia se había ido”, afirma la escritora y periodista Mannens. Llegaba el momento de su histórico rival, Ajax, que empezó su ciclo ganador al alzar las tres siguientes Copas de Europa.

No obstante, en esa temporada 1970/71, Feyenoord ganó la Eredivisie y conquistó la estrella dorada que porta en su escudo por obtener su décimo título.

FEYENOORD HOY

Tres años después, ya sin Happel, Feyenoord ganó su primera Copa UEFA cuando venció al Tottenham Hotspur en la final, y obtuvo su undécima liga. Siete de sus jugadores fueron convocados para el Mundial de Alemania 1974, entre ellos, Van Hanegem, Jansen e Israël. Figuras importantes dentro del engranaje de la llamada ‘naranja mecánica’ de Rinus Michels, aunque con menos fama que Cruyff, Rep, Neeskens o Krol. Aquella selección marcó un hito como una de las mejores en la historia de los mundiales.

Joop van Daele, el delantero de los lentes de Feyenoord que se destacó en la final contra Estudiantes. Crédito: Archivo particular.

Durante la siguiente década, Feyenoord ganó una Copa de los Países Bajos en 1980, y en la temporada 1983/84 conquistó su tercer doblete nacional.

El líder de aquel equipo era Johan Cruyff, que llegó luego de que el Ajax no le renovó el contrato por su edad, 37 años.

Allí, junto a una naciente estrella, Ruud Gullit, y Peter Houtman, Feyenoord lo ganó todo a nivel doméstico. “Incluso Cruyff, jugador emblema de la vereda de enfrente, quien fue apartado por nuestro acérrimo rival, olvidado y menospreciado por su longevidad, quiso vestir nuestra casaca para despedirse del fútbol neerlandés con una sonrisa”, señala Ostertag.

Pero para algunos fanáticos de Feyenoord ese año con Cruyff no está entre sus más gratos recuerdos de la historia del club. “Los hinchas respondieron de manera diferente. Algunos ni siquiera cuentan ese título de Cruyff, que llegó, ganó el doblete y se fue. Después de eso, Feyenoord tuvo sus peores años a nivel deportivo e institucional”, cuenta Mannens.

El equipo estuvo muy cerca de descender en la temporada 1989/90, pero en 1991 revivió ganando la Copa y su primera Supercopa al PSV Eindhoven.

De allí, hasta el año 2000, Feyenoord ganó dos Ligas, tres Copas y una Supercopa más.

UN ESTILO DE VIDA

Ya en el siglo XXI, obtuvo su segunda Copa UEFA en la temporada 2001/02: “lo que nos hace el primer y último club de los Países Bajos en haber ganado un título europeo”, dice Mannens, que además de ser periodista es una ferviente seguidora de Feyenoord por herencia familiar y por haber nacido en el sur de Rotterdam.

Los jugadores de Feyenoord, dirigidos por Giovanni van Bronckhorst, festejan el título de liga de 2017. Crédito: Wikimedia Commons.

Giovanni van Bronckhorst, el capitán que levantó la UEFA del 2002, y la Copa de los Países Bajos en 2008, le devolvió como entrenador un poco de la gloria perdida a Feyenoord una década después, entre 2015 y 2018. Pudo conseguir dos títulos de Copa, dos Supercopas y la primera Liga tras 18 años de sequía.

En ese decimoquinto título de la Eredivisie, en la temporada 2016/17, fue clave la figura del atacante Dirk Kuyt.

Aunque en las dos últimas temporadas no ha habido títulos que celebrar para sus seguidores, esto no ha minado el amor devoto de sus hinchas. “Feyenoord es un estilo de vida, Feyenoord es amor, Feyenoord es la sangre que corre por nuestras venas y el sentimiento ferviente por encontrar en un club todo ese afecto que no se enlaza con algo igual. Feyenoord es el club ‘hand in hand’”, dice Ostertag al recordar el título del himno oficial del club que, desde 1961, suena cada vez que el equipo salta a la cancha.

En la memoria de todos sus hinchas  queda el recuerdo del equipo que tocó el techo del mundo futbolístico hace 50 años y que fue uno de los pioneros de la mayor revolución del fútbol moderno.

*Periodista que trabajó en SEMANA, FRANCE 24 en español y Javeriana Estéreo 91.9 FM. En Twitter: @leoninor

6 comentarios en “Ningún campeón del mundo y de Europa ha sido más olvidado”

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