Ahora que el nombre de Edgar Allan Poe está en auge por la película ‘Los crímenes de la academia’, donde es representado, recogemos algunas reflexiones del nobel colombiano donde admite su admiración por él.
El actor Harry Melling interpretando al autor del cuento ‘El crimen de la calle Morgue’.
No a muchos les gusta la aparición de Edgar Allan Poe (Harry Melling) en Los crímenes de la academia, película que recién estrenó Netflix sobre una serie de dantescos asesinatos en una escuela militar. Y tal vez no agrada porque a veces se le nota atolondrado, más una pieza de humor que dramática.
Se entiende su aparición por la época que recrea, y porque su literatura, como los cuentos de terror góticos que escribió, casan con la trama en la que él es un ayudante espontáneo de Augustos Landor (Christian Bale), quien debe esclarecer los hechos oscuros dentro de aquel lugar. Poe es estudiante, misterioso compañero de las víctimas, merecidamente sospechoso.
El Poe auténtico (1809-1849) tuvo un paso fugaz por una escuela militar, pero no duró mucho, apenas un semestre. Lo suyo eran las letras, los relatos cortos y su peso sería innegable en otros autores. Su obra es perdurable, indestructible. Hace dos años, el Centro Gabo publicó esta reseña evocando un artículo que el Nobel escribió en El Espectador, Como ánimas en pena, donde menciona a varias de sus influencias, entre ellas el “cuento perfecto”, El caso del doctor Valdemar, de Poe.
Dice el texto del Centro Gabo: “Para el novelista colombiano, galardonado en 1982 con el Premio Nobel de Literatura, Edgar Allan Poe es unos de los más grandes escritores norteamericanos junto con Herman Melville y Nathaniel Hawthorne. Su admiración por el escritor estadounidense fue tal, que el 7 de octubre de 1949 escribió un artículo para el periódico El Universal en el que analizaba la visión del mundo de Poe e invitaba a su lectura. Lo tituló “Vida y novela de Poe” y fue publicado a propósito del centenario de la muerte del autor”.
Y selecciona siete apuntes sobre Edgar Allan Poe, a partir del texto del Gabo en el periódico cartagenero, que acá reproducimos.
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Una persona trágica
La vida de Poe fue el cumplimiento de un itinerario trágico.
Fue evidente la admiración del Nobel colombiano
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La literatura de la impotencia
El inevitable retorno de Poe hacia la necrofilia o, más concretamente, hacia el ideal de la amada muerta, es un síntoma de la exactitud con que la obra respondió a los conflictos interiores del autor. Poe era –en el más trágico sentido de la palabra– un impotente, a consecuencia de una lesión que sufriera durante la infancia. La totalidad de su obra, el ambiente trágico y desgarrado de ella, gira en torno a ese fracaso vital. La visión del mundo, el regocijado espectáculo de la creación debió llegarle a Poe a través de ese filtro tremendo de su sentimiento de inferioridad o –más exactamente en este caso– de su “certeza” de inferioridad orgánica. Toda la construcción argumental fracasa en cada pieza de Poe, se derrumba, se convierte en polvo –como la casa de Usher, de su cuento– en una derrota final que los freudianos atribuían a los “impulsos frustrados”.
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Un escritor misterioso en extinción
Es posible asegurar que la literatura norteamericana no registra un caso similar al suyo, ni una tendencia que pueda considerarse como la prolongación en el tiempo de esa sombría y tenebrosa línea de conducta estética creada por Edgar Allan Poe. Los norteamericanos –y en esto se diferencias fundamentalmente de los ingleses– perdieron el sentido del misterio
Trailer de ‘Los crímenes de la academia’.
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Edgar Allan Poe, maestro de maestros
Conan Doyle, S.S Van Dyne, Ellery Queen, no estarían quizá disfrutando de su justo prestigio si no se hubieran escrito Las narraciones extraordinarias o El crimen de la calle Morgue.
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La amarga personalidad de las palabras
No es justo el penetrante Aldous Huxley cuando acusa al extraordinario narrador norteamericano de haber incurrido en la vulgaridad, al reincidir sistemáticamente sobre las situaciones de terror. Es necesario pensar que la reincidencia de Poe en su propia temática no es sino el resultado de una definida personalidad literaria, condicionada por una definida aunque amarga personalidad humana.
- Hombre limitado, narrador sin límites
Conmovedora condición humana, finalmente, el sentimiento de impotencia, de insuficiencia, que limitó la posibilidad de Poe –como hombre– y que es la justificación de su torturante y desolada producción literaria.
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Cuentos precursores de la deducción
El método deductivo empleado por los autores de la llamada novela de misterio –con el cual logró planes de maestría insospechada Conan Doyle– tiene su perfecto antecedente en El escarabajo de oro.
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