Antonio Caballero y la historia que no cesa

Con más de 4,5 millones de visitas acumuladas, ‘Historia de Colombia y sus oligarquías’ se ha convertido en uno de los proyectos digitales más exitosos de la Biblioteca Nacional de Colombia (BNC). El texto de Antonio Caballero sigue convocando lectores año tras año. Solo entre 2023 y 2025, registró más de 890.000 vistas, una de las obras más leídas y discutidas de la historia reciente del país.

Retrato de Antonio Caballero, escritor colombiano,  autor de Historia de Colombia y sus oligarquías.
Antonio Caballero, autor de Historia de Colombia y sus oligarquías, uno de los proyectos digitales más leídos de la Biblioteca Nacional de Colombia. Foto de EL TIEMPO.


 José Ángel Báez A.

Nació entre apellidos pesados: Caballero por un lado, Holguín por el otro. Nieto del general liberal Lucas Caballero Barrera; hijo del novelista Eduardo Caballero Calderón, autor de Siervo sin tierra; hermano del pintor expresionista Luis Caballero y de Beatriz Caballero Holguín, escritora y gestora cultural; y sobrino del columnista Lucas Caballero (Klim), aquel que hacía tambalear presidentes. Antonio Caballero creció en una casa donde la palabra era una forma de poder, y desde joven aprendió a usarla no para complacer, sino para incomodar.

La historia como sospecha: Caballero contra el relato oficial

Dijo que la historia de Colombia era una historia contada por los mismos que la dominaban. No era metáfora. En Historia de Colombia y sus oligarquías, ese manual no tan manual que escribió entre 2016 y 2017, y que comenzó a publicarse por entregas digitales en la Biblioteca Nacional de Colombia, Caballero se propuso una tarea impura: no enseñar historia, sino contaminarla de opinión, hacerla suya, volverla sospechosa. Dejó claro que no era historiador. No le interesaban las fuentes primarias, ni los archivos, ni los congresos de especialistas. Leía a quienes ya habían hecho la tarea, como Bushnell, Arciniegas, Jaramillo Uribe. Tomaba lo que le servía y lo servía con sorna.

En tiempos donde la neutralidad se vende como virtud, Caballero hizo lo que casi nadie: llamar por su nombre a los poderosos. Su historia no tenía héroes. Bolívar era más verbo que obra. Mosquera, un político insaciable. Nariño, un preso profesional. La independencia, una lucha de egos. Las guerras del siglo XIX, peleas de caciques provincianos. Todo eso que nos enseñaron como épico, Caballero lo desnudó como oportunismo.

El siglo XIX, para él, era espejo del presente. Corrupción, clientelismo, violencia, cinismo: un déjà vu infinito. Si repetía los mismos temas en sus columnas, decía, era porque el país no cambiaba. Bogotá seguía siendo esa ciudad rencorosa que retrató en Sin remedio. Los mismos apellidos, las mismas tretas, el mismo olor a poder rancio.Cuando miramos a Colombia entre líneas

Un golpe en la mesa: caricaturas, exageración y legado

Caricatura de Antonio Caballero que representa a un español y un indígena del siglo XV, con vestimenta contrastante y estilo irónico.
“Español del siglo XV” e “indio del siglo XV”, caricatura de Antonio Caballero incluida en Historia de Colombia y sus oligarquías. Imagen tomada del libro de la BNC.

Pero Caballero no solo opinaba. Caricaturizaba. Se inventó una galería de personajes: la niña ilusa, el guerrillero, la señora oligarca, el politiquero, el narco, el campesino, el elitista. Un país en siete rostros. Cada uno con sus manías, sus miserias, sus frases que se repetían como letanías. Porque en Colombia, lo absurdo no necesita guión: basta con ponerle espejo.

¿Reduccionista? Tal vez. ¿Simplificador? Claro. Pero eso es escribir: elegir, cortar, exagerar, para ver más claro. Como un caricaturista que engorda la nariz para mostrar el ego. Algunos académicos lo juzgaron por eso. Dijeron que su historia no tenía método, que sus ideas sobre las élites eran anticuadas, que su crítica era más moral que estructural. Pero la suya no era una cátedra. Era una llamada de atención. Un golpe en la mesa. Una burla feroz contra quienes creen que el pasado es intocable.

Odiado por cada bando

Escribía para quienes detestan los libros de historia. Y logró lo imposible: que miles de personas se interesaran por la historia del país en un país donde leer sigue siendo un lujo. En mayo de 2018, Editorial Planeta convirtió el proyecto digital en un libro impreso que hoy sigue en circulación. Historia de Colombia y sus oligarquías llegó a bibliotecas públicas, aulas de colegio y casas donde jamás se había leído sobre Rafael Núñez o la Regeneración.

Ilustración de Antonio Caballero escribiendo en su escritorio, rodeado de libros abiertos, tinta y papeles, con trazo caricaturesco y detallado.
Antonio Caballero frente a su escritorio. Caricatura incluida en Historia de Colombia y sus oligarquías. Imagen tomada del libro de la BNC.

Caballero escribió como si conversara en voz baja en una cocina: entre malicia, rabia y lucidez. No hacía concesiones. Por eso lo odiaron los fanáticos de todos los bandos, tuvo que exiliarse, incluso muerto, sigue importunando.

Su legado no está solo en los libros, las columnas o las caricaturas. Está en esa idea molesta que nos dejó: que el país se repite, que la historia no cesa, que los apellidos cambian de traje pero no de alma. Y que la única forma de contarla, tal vez, sea la suya: con mordacidad, con mirada libre, con la sospecha como método.

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