30 años después, nos preguntamos lo mismo: ¿Por qué mataron a Betty, si era tan buena muchacha?

El dramatizado de suspenso, con uno de los títulos más largos de en historia en la televisión, finalizó en 1991. Durante 160 capítulos atrapó a muchos espectadores. Curiosamente, aún quedan dudas de quién fue el asesino. Su autor, Julio Jiménez. 

Por qué mataron Betty

La cocina del restaurante Orense, uno de los sitios clave de la historia.

CARLOS HUGO JIMÉNEZ ENCISO *

Las esqueléticas piernas, además de causar espanto, tenían telarañas y lucían zapatos de tacón, color fucsia. La imagen, acompañada por un lúgubre fondo musical, anunciaba más terror.

Cada martes, a las 8:35 de la noche, por la cadena Uno, veíamos así el cabezote de presentación de ¿Por qué mataron a Betty, si era tan buena muchacha?, serie de RTI, que crispaba los nervios de los televidentes. Su primer capítulo salió al aire el martes 4 de julio de 1989.

“Los niños lloraban con solo ver esas patas, que parecían bailar”, describe la actriz Consuelo Luzardo, quien vagamente recuerda algunos pasajes de la historia.

“Lo sucedido en el Orense no es ficción. Matan a alguien y, posteriormente, emparedan el cadáver”: Julio Jiménez, el libretista.

Esta bogotana recreó a la sufrida Magola de Granados, en quien descansó la mayor parte de la trama, abundante en odios, amores prohibidos, lujuria, traiciones, doble moral, injusticias, descomposición social, soledad y poder malsano.

Una sucesión de escabrosos acontecimientos nacidos de la imaginación del libretista Julio Jiménez, ‘padre del suspenso’, según los especialistas de las épocas doradas de la televisión nacional.

La curiosidad mató al gato

Cristina Granados (Luisa Fernanda Giraldo), ingenua, arribista y rebelde, pero entusiasta jovencita acorralada por las necesidades, es contratada en el sofisticado restaurante Orense, de la acaudalada y arrogante familia Alarcón.

Cierto día quiere ordenar una bodega del negocio, celosamente resguardada. Acompañada de dos temerosas empleadas, entran y descubren, camuflado en un rincón, un esqueleto. El hallazgo desencadena sucesos dolorosos e inexplicables, entre ellos, la desaparición de la misma Cristina.

Surgen un sinnúmero de interrogantes: ¿de quién era esa osamenta? ¿qué oscuros propósitos condujeron a un posible crimen? ¿El presunto asesino era empleado del restaurante?

Algunos indicios hacen creer que los restos hallados podrían ser de una antigua mesera que, quizá como Cristina, metió la nariz donde no debía.

A pesar de su ignorancia y cobardía, Magola logra emplearse en el mismo restaurante para averiguar dónde está su hija. Nada la hará detenerse.

En un artículo sobre la evolución de la televisión, el analista Omar Rincón resalta que, desde el primer día, las producciones en la pantalla chica buscaron ser una mezcla entre lo élite y lo popular, entre el drama y la comedia.

Y en ¿Por qué mataron a Betty, si era tan buena muchacha?, en los dos años y medio al aire, conjugó en muchos episodios estos ingredientes. Eran los finales de los años 80 y en Bogotá se acentuaba el abismo entre clases.

LA RUEDA SUELTA husmeó en el pasado de este fenómeno televisivo que, según el mismo Julio Jiménez, nunca estuvo lejos de la realidad. “Lo sucedido en el Orense no es ficción. Matan a alguien y, posteriormente, emparedan el cadáver”, explicaría el creador de obras como Las aguas mansas (el remake de Pasión de gavilanes), Los cuervos, El segundo enemigo, El hijo de Ruth, Luzbel está de visita, Lola Calamidades y El ángel de piedra.

La competencia en aquellos años era dura, a muerte: a las pocas semanas del estreno de ¿Por qué mataron a Betty, si era tan buena muchacha?, RCN lanzaba, por la cadena Dos, Azúcar, dirigida por Carlos Mayolo, y escrita por Mauricio Navas y Fernando Gaitán.

Nada es lo que parece

 Magola (Consuelo Luzardo) y Bautista (Miguel Alfonso Murillo).

Entre la incertidumbre y el terror, angustiados por diferentes tragedias, iban y venían las vidas de Magola, de Cristina, de Leonardo Posada (Carlos Congote), de Fabiola Alarcón (Luz Stella Luengas), de Bautista (Miguel Alfonso Murillo), de Raúl (Danilo Santos), de Fabricio (Yúldor Gutiérrez), de Silvia Colmenares (Lucero Cortés), cuya belleza contrastaba con la maldad anidada en su alma. Y también las de Mariano Alarcón (Gustavo Londoño) y su esposa,Victoria de Alarcón (Delfina Guido), perversos o virtuosos, según sus intereses.

Nada surge al azar de la imaginación de Julio Jiménez: Betty Rodríguez (Ana Cristina Botero) no era una mesera, sino una cantante de boleros que quiso probar suerte en el restaurante. Y es mentada en unas rondas que le dedican las alumnas de un colegio vecino al negocio de los Alarcón.

Úrsula Barrero (Lucy Martínez), fiel servidora del lugar, advierte que en el tono de los cánticos de las estudiantes, al mencionar a Betty, hay un mensaje cifrado. ¿Qué será?

No se sabrá porque Úrsula muere en circunstancias misteriosas, tal y como ocurrirá con otros personajes. Hechos que diluyen más y más las posibilidades de encontrar a Cristina

ALERTA DE SPOILER: Betty había llegado a Bogotá con el deseo de convertirse en cantante. No se sabe de familiares suyos ni de amigos. Al descubrir que en el restaurante hay muchos secretos, quiere escapar del lugar, pero no podrá.

“Ahí es donde comienza la investigación, porque ella es ajena a cualquier problema”, recuerda la actriz Ana Cristina Botero, a quien le parece una ironía su escasa participación en la serie.

Las mil y una razones del éxito

El dramatizado fue dirigido por Darío Vargas y Julio Luzardo, que transformaban lo que Julio Jiménez aprendió en la radio: técnica, trucos y estructuras dramáticas para crear tensión. Un libretista, además, único manejando personajes, tiempos, ritmo y espacio.

En una entrevista en Señal Colombia, Jiménez aceptó que antes de los 9 años ya había leído Vidas de los doce césares, de Suetonio, donde encontró descripciones espantosas, terroríficas y obscenas. Y su suspenso, tipo Hitchcock, era explicable al ver 18 veces la película Psicosis.

“Por sus exigencias, a muchos directores no les era fácil trabajar con él”, explica Julio Luzardo, quien durante un año dirigió el proyecto en reemplazo de Vargas Linares.

Omar Rincón dice que los dramatizados de Julio Jiménez se desarrollan en un mundo gótico, sombrío, y el odio como concepto esencial para la narrativa de sus creaciones.

“La producción obligaba a la familia a reunirse sí o sí para verla: Era un ritual. Siempre había un punto de quiebre en cada capítulo”.

A esto habría que sumarle otro sello del escritor: conocer bien la sicología y el comportamiento del ser humano, sus morbosidades escondidas.

Diego León Giraldo, periodista experto en televisión, explica que la producción obligaba a la familia a reunirse sí o sí para verla: “Era un ritual. Siempre había un punto de quiebre en cada capítulo. Además, tenía un elenco formado en academia o de manera empírica, que hacían creíbles a los personajes”.

Otra seguidora del dramatizado era Graciela Torres (‘La negra Candela’), quien recuerda haberse comido las uñas pensando en lo que iba a pasar en el siguiente capítulo.

Volver al estilo impuesto por Julio Jiménez es la ilusión de quienes trabajaron a su lado y de los televidentes que disfrutaron de ese carrusel de emociones en cada episodio de novelas, series y unitarios.

Giraldo critica que luego de saborear el éxito, gracias a las tramas llenas de suspenso e intriga, mezcladas con las realidades locales, programadoras como RTI, mentora de ese boom, cayeron en el error de homogenizar las historias con otras que se ofrecían en el mundo. Para conquistar el gusto del mercado gringo, dejaron de producir lo propio.

¡Por Dios!, ¿Quién mató a Betty?

El cadáver de la discordia, oculto en la bodega del restaurante.

Luisa Fernanda Giraldo es sincera y dice no acordarse puntualmente del desenlace de esta serie, que tuvo 160 capítulos. “La cerraron a toda prisa, a las patadas. Me casaron con un doctor y, no estoy segura, el asesino de Betty es… la mete en el sótano, y…”.

Consuelo Luzardo también es en extremo franca: “No me acuerdo de nada”. El caso del actor Danilo Santos, hoy retirado de la televisión, es aún más asombroso: ni siquiera recuerda el nombre de su personaje.

La ficha clave para descifrar este misterio está un tanto lejana. Desde Toronto, Canadá, y sin titubeos, el actor Carlos Congote asegura: “ese esqueleto era de laboratorio y quizá, por descuido, lo dejó en el sótano Fabricio, el hijo de Victoria y Mariano. Era muchacho de personalidad oscura y estudiaba medicina. Tenía conflictos con todo el mundo y, si mal no recuerdo, alcanzó a tener una relación con Betty, la víctima inocente de todo el entramado”.

Congote tiene memoria privilegiada y recuerda que el restaurante Orense se armó en los estudios Gravi, y el exterior de este, en la carrera 8 con calle 90. La casa de los Alarcón era vecina a la Casa de los Padres Oblatos, en la carrera 7ª con calle 70. El hogar de Magola, entre tanto, en el barrio Los Laches, donde existían los lavaderos populares; el inquilinato, a donde ella fue a parar huyendo de sus enemigos, era arriba del Teatro Libre de La Candelaria. Y en Fontibón estaba el caserón donde estuvo secuestrada Cristina, una edificación destartalada de madera, abandonada. “Era tan vieja que antes de entrar nos rociaban insecticida para combatir las pulgas”, dice el actor.

El martes 10 de diciembre de 1991, en un resumen de prensa, cuando salían los adelantos de la programación de los canales, se lee sobre el capítulo final de ¿Por qué mataron a Betty, si era tan buena muchacha?: “Si bien Magola recibe una compensación después de tantas tragedias, ella y todos ignoran que, en el último rincón del tristemente célebre depósito, los gritos de un hombre, podrían cambiar sus destinos”.

  • Periodista que trabajó en El Tiempo y en la revista Elenco, entre otros. En Twitter: @chjimeneze

 

23 comentarios en “30 años después, nos preguntamos lo mismo: ¿Por qué mataron a Betty, si era tan buena muchacha?”

  1. Que buen artículo, ojalá la repitieran en algún canal, ya que en el momento ¡yo ni existía! y me parece importante recuperar y apropiarnos de nuestras producciones. Además el suspenso me encanta y me parece muy curioso que en ese entonces causara tanto impacto.

  2. Magnifico relato , excelente narración de tan buena trama , en la que participamos muchos en aquella época como tele videntes , era algo asombroso como nos atrapaba cada noche esta novela , y como dice el Señor periodista, no era uno era todo el grupo familiar y ademas teníamos tema para controvertir al día siguiente en los distintos lugares como el trabajo , la universidad, en fin..
    Eran en realidad , un trabajo muy serio tanto del escritor, de los directores y de los grandes actores formados realmente con mucho profesionalismo y naturalidad….Creo que hoy en día añoramos la excelencia y la creatividad a la que veníamos acostumbrados en aquella época.. Tristemente, hoy en día, no existe esa versatilidad ni el ingenio para hacer series con ese tipo de trama….Seria bueno , volver a encontrar este tipo de series que reúna a las familias y ademas seria buenísimo y así evitaríamos tantas series violentas y sin ningún buen argumento. Muy buen articulo ..felicitaciones Señor Periodista Carlos Hugo Jiménez.

    1. Si era una novela muy interesante cuando salió al aire yo era muy niña y me acuerdo mucho de esa serie y me parecía muy interesante nunca pude verla toda solo por pedazo seria bueno volverla verla y saber bien la historia me marco mucho lo poco que vi de la serie y siempre me preguntaba por qué murió betty…

          1. No, pues imagínate que ya yo conté toda la historia por allá en un video en YouTube. Solté el spoiler porque me parece que, después de 30 años, ya no la van a repetir y me parece injusto que haya tanta gente con la incógnita! Jejeje. Saludos!

  3. Magnifico relato , excelente narración de tan buena trama , en la que participamos muchos en aquella época como tele videntes , era algo asombroso como nos atrapaba cada noche esta novela , y como dice el Señor periodista, no era uno era todo el grupo familiar y ademas teníamos tema para controvertir al día siguiente en los distintos lugares como el trabajo , la universidad, en fin..
    Eran en realidad , un trabajo muy serio tanto del escritor, de los directores y de los grandes actores formados realmente con mucho profesionalismo y naturalidad….Creo que hoy en día añoramos la excelencia y la creatividad a la que veníamos acostumbrados en aquella época.. Tristemente, hoy en día, no existe esa versatilidad ni el ingenio para hacer series con ese tipo de trama….Seria bueno , volver a encontrar este tipo de series que reúna a las familias y ademas seria buenísimo y así evitaríamos tantas series violentas y sin ningún buen argumento. Muy buen articulo ..felicitaciones Señor Periodista Carlos Hugo Jiménez.

  4. Excelente artículo, la verdad no recuerdo mucho de esta novela, pues era muy pequeña en ese entonces, solo un vago recuerdo de las «esqueléticas piernas» que realmente causaban terror, sin embargo al leer tan detallado texto, es inevitable sentir curiosidad y deseo de verla. Sería muy interesante poder rescatar estas valiosas producciones que sin duda alguna causarían gran revuelo en la actualidad.

  5. Excelente relato, me quedé con el sabor de conocer más sobre Betty… si era buena porque la mataron, por envidia, celos, traición???, no recuerdo la obra, pero en verdad me quedé con el gusto de saber más esa pobre muchaha.
    eso, es ser periodista de verdad, despertar sentimientos por la lectura, por indigar sobre algo que está en el olvido, como muchas otras cosas en nuestro país.
    Felicitaciones, que buen articulo

    1. Si era una novela muy interesante cuando salió al aire yo era muy niña y me acuerdo mucho de esa serie y me parecía muy interesante nunca pude verla toda solo por pedazo seria bueno volverla verla y saber bien la historia me marco mucho lo poco que vi de la serie y siempre me preguntaba por qué murió betty…

  6. Magnifico retrato de esa novela que marco una época en nuestra televisión local.Los personajes son retratados con mucha fidelidad.Excelente trabajo investigativo.

  7. Los grandes periodistas siempre buscan una nueva historia detrás de las historias. Mi respeto y admiración a Carlos Hugo Jiménez por esta nota periodística, no podíamos esperar menos de ti. Espero nuevos artículos para que nos deleitemos con tu forma de recordarnos momentos y hechos de la televisión colombiana.

  8. Excelente artículo periodístico que relata muy bien los hechos más destacados de la novela, sobre todo para aquellos que no tuvimos la oportunidad de verla. La descripción de la trama de la historia hace que el lector o lectora quieran ver esta novela que sin duda, es una de las referencias más importantes de la televisión colombiana.

  9. No recuerdo muy bien, pero me parece que quien descubrió que el esqueleto no era de Betty, se quedó encerrado (accidentalmente o de forma intencional) en el cuarto para siempre.

  10. Leonardo Hernández

    Si mal no recuerdo, quien descubrió que no era el esqueleto de Betty se quedó encerrado (accidentalmente o intencionalmente) en el cuarto para siempre y termina la novela con esa escena.

  11. Pingback: Carlos Duplat, el director que le metió calle a los dramatizados

  12. En realidad los giros argumentales y desarrollo de personajes de Julio Jimenez fue tan brillanté que:
    – En realidad la muerta nunca fue Betty (que al final fue un personaje sin importancia dentro de la trama), sino que se trataba de un esqueleto de laboratorio puesto ahí por Fabrizio Alarcón, luego de que en un incidente con su padre, este último creyera que había matado a su hijo.
    – Magola ( Consuelo Luzardo) empezó siendo un personaje secundario y se fue desarrollando a tal punto, que terminó siendo la protagonista de la historia.
    – El final de la historia fue precisamente con Fabrizio muriendo en el viejo cuarto donde fue encontrado el esqueleto, pero no porque se haya quedado encerrado sino porque voluntariamente él buscó ese lugar para morir encontrándose mal herido.

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