En solo cuatro semanas de emisión sumó más de 63 millones de espectadores. Detrás está Shonda Rhimes, productora que todo lo vuelve oro.
Una serie de época que habla abiertamente de sexo, basada en la saga bestseller de Julia Quinn.
Pol Morales Vidal *
A Netflix le salió por un ojo de la cara el fichaje de la guionista, directora y productora Shonda Rhimes, valorado en 150 millones de dólares. Pero ya comienza a dar sus frutos.
Tres años después del sonado anuncio, se estrenó Bridgerton, primera apuesta de ‘Shondaland’ en su nuevo hogar. Según datos del gigante audiovisual, la serie podría convertirse en la quinta ficción original más vista de su historia, después de haber sumado más de 63 millones de espectadores en sus primeras cuatro semanas de emisión.
¿A alguien podría extrañarle? Conociendo el historial de Shonda y los ingredientes de su primera producción en Netflix, lo extraño sería que el público no la hubiera recibido con los brazos abiertos. Y más que ahora no está sometida a la censura de la televisión generalista estadounidense y tiene vía libre para explotar con más soltura el lado sexual de sus tramas amorosas. Con semejante alivio, la reina de los enredos televisivos tiene en sus manos el cóctel perfecto para enganchar a medio mundo.
Por si fuera poco, Bridgerton se basa en la saga de superventas de Julia Quinn, que tiene ocho títulos y que augura -por tanto- un futuro largo y prometedor para el nuevo fenómeno de Netflix. Porque si algo llama la atención de la serie, además de sus concesiones históricas, es que esta primera temporada ha cerrado la trama de Daphne Bridgerton, la mayor de la familia y la primera con edad de contraer matrimonio en el Londres de principios del siglo XIX.
Simon Basset, interpretado por Regé-Jean Page y Daphne Bridgerton, interpretada por la inglesa Phoebe Dynevor.
¿Hacia dónde irán las siguientes temporadas una vez zanjado su idilio con el duque de Hastings? Todo parece indicar que cada tanda de episodios se centrará en uno de los ocho descendientes de la familia. Y todos parecen tener algo interesante que decir.
De momento, la puesta de largo de Daphne no ha resultado decepcionante. Después de ser señalada por una reina negra (ojito al dato) como el diamante más preciado de la alta sociedad londinense, la joven inicia un juego de despiste con el galán más codiciado para librarse de la presión social.
Desde ese momento, sabemos perfectamente cómo se desarrollará la trama amorosa pero ese conocimiento previo es parte de la gracia en todo romance de época. Consciente de ello, el creador de la serie, Chris Van Dusen, nos brinda el ansiado desenlace antes de hora para desviar el conflicto central hacia otro lugar.
Y es que el gran obstáculo que impide el amor definitivo entre los dos protagonistas resulta un poco ridículo. Normalmente, el gran impedimento en estos dramas románticos tiene su epicentro en la diferencia entre clases o en la rivalidad entre familias, siempre con altas traiciones, malentendidos y el empecinamiento de malvados villanos. Pero esta vez, la gran barrera está en un juramento que se hizo a sí mismo el duque y que convierte su historia con Daphne en todo un alegato de la marcha atrás.
Porque sí, en Bridgerton no solo hay sexo sino que incluso se habla de sexo. El contexto histórico no es ningún impedimento para que el guion introduzca en boca de sus personajes experiencias tan censurables en la época como la masturbación femenina, el libertinaje o la homosexualidad.
Como hiciera el otro fichaje estrella de Netflix, Ryan Murphy, con Hollywood, Rhimes nos brinda su ideal de historia, en la que un poderoso duque puede ser negro e incentivar a su futura mujer para que se masturbe.
Y no pasa absolutamente nada. A Shonda no se le puede exigir rigor. Su terreno de juego, en el que ha aprendido a moverse con enorme soltura, es el del enredo, pero sin olvidarse tampoco de su poderosa influencia.
Colocando al frente de sus series a mujeres fuertes, buscando siempre el equilibrio entre blancos y negros, con independencia del contexto real, consigue normalizar una igualdad todavía inexistente.
Y eso, con 200 millones de potenciales televidentes en todo el mundo, los que Netflix asegura que ya tiene en cartera, es de gran trascendencia. Así que bienvenida, Shonda, a tu nuevo hogar.
Las tres series aconsejadas son excelentes y dejan al espectador con muchísimas ganas de poder ver las próximas temporadas lo más rápido posible 😄
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Excelente serie espero pronto la siguiemte temporada, creo que tiene romance, trajedia, sexo y hasta acción podemos encontrar de todo
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